Señor Director:
En la columna publicada el 25 de julio, Salvador García Soto muestra su desconocimiento sobre la realidad de la Universidad Nacional Autónoma de México. El columnista falta a la verdad en razón de que:
1) En la Universidad Nacional no existen poderes formales y reales. La única autoridad unipersonal de la institución es el rector. Solo hay uno y en este caso es el doctor Enrique Graue, por cierto, un magnífico rector.
2) Es falso que yo me haya refugiado en la Universidad. Como lo hice del conocimiento público, el 28 de febrero me desligué de ella. A partir de esa fecha no he regresado ni tengo previsto hacerlo. De igual manera, pretende desacreditarme bajo el argumento, totalmente infundado, de que intento controlar “...los destinos de la institución: desde la burocracia de alto nivel hasta la grilla de alcantarilla...”. Sostener eso es una invención y resulta un insulto a mi persona.
3) Respecto de los universitarios que menciona en su columna en relación conmigo, sin dar prueba de sus argumentos, le aclaro que todos cuentan con mi aprecio, respeto y agradecimiento, pero que tengo meses y en alguno de los casos años, de no reunirme o hablar con ellos.
Por último, sostengo que cuando se hacen señalamientos indebidos se perjudica a la institución, se distorsionan sus procesos y se lastima el honor de las personas.
José Narro Robles
Ex rector de la UNAM