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Mujeres víctimas de violencia sicológica salen de sus hogares donde fueron violentadas, quedándose sin casa y bienes, lo que agrava sus condiciones de precariedad y afecta su estabilidad emocional y mental, advirtió una investigación sobre violencia sicológica en México.
La Fundación Oak, Hispanics In Philanthropy (HIP) y el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM) centraron su estudio en la violencia sicológica ejercida por la pareja en relaciones heterosexuales, es decir, aquellas en las que existió un vínculo erótico-afectivo o que por su temporalidad y acuerdos, implicaron convivencia cotidiana entre hombres y mujeres.
“La violencia sicológica se entiende como los actos o actitudes que producen daño o sufrimiento mental y emocional en la persona que los recibe. Si bien, todos los tipos de violencia provocan daños sicoemocionales, tales como palabras hirientes, mentiras, violencia vicaria, celos, manipulación, control sobre la movilidad y la toma de decisiones. Dado que éstos no suelen dejar una huella visible, es difícil reconocerlos como actos de violencia”, detallaron.
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Por su parte, la organización Ola Violeta A.C., explicó que la cifra negra en violencia sicológica de género podría ubicarse entre 70% y 80% en México, debido a una combinación de factores que incluyen las brechas informativas respecto qué constituye una agresión de este tipo, la normalización de conductas violentas y la dificultad para probar este delito ante las autoridades.
La violencia contra las mujeres en México persiste a un nivel alarmante: siete de cada 10 mayores de 15 años han experimentado algún tipo de violencia debido a su género y 51.6% de ellas la sicológica, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH).
La investigación refirió que las formas en las que exparejas de las víctimas ejercieron violencia sicológica se encuentran aislamiento, pues controlaban sus movimientos y les prohíben ver a familiares o amigos, prohibir actividades fuera de casa o romper sus pertenencias, como celulares, para que no mantengan comunicación.
De igual forma, expuso la distorsión de la realidad y manipulación, es decir, hacerles creer que exageran y responsabilizarlas por la violencia que los agresores ejercen. También utilizaron la intimidación y amenazas, como hacerles daño o suicidarse si dejan la relación. El abuso emocional estuvo presente con comentarios hirientes, minimizar sus sentimientos, ignorarlas y en el caso de mujeres trans, hacerlas sentir que no son “verdaderas mujeres”. Las mujeres fueron víctimas de acoso y acecho, insultos, celos, infidelidades y abuso emocional y físico a sus hijas e hijos.
“Si tomamos los datos de la más reciente ENDIREH, hablamos de 18 millones 266 mil 400 víctimas de violencia sicológica de género, la más invisibilizada, sutil y difícil no sólo de detectar sino de denunciar ante la autoridad”, explicó María Elena Esparza Guevara, fundadora de Ola Violeta.
Por su parte, el estudio reveló que los actos de los agresores dejaron una serie de huellas y repercusiones a nivel sicoemocional, físico y de otros tipos en las mujeres de los cuales la mayoría no se ha recuperado y continúa atendiendo, como lo son: trastornos de dependencia, inseguridad, depresión, ansiedad, trastorno del sueño, confusión mental y dificultad para concentrarse.
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También les ocasionó adicciones al alcohol, tabaco, metanfetaminas y sicofármacos. Entre las enfermedades que les diagnosticaron se encuentran sobrepeso, obesidad, diabetes, gastritis, colon nervioso, migraña, bruxismo, dermatitis o problemas respiratorios tales como asma, rinitis o sinusitis. Algunas más fueron contagiadas con VIH o infecciones de transmisión sexual.
“Las sobrevivientes explican lo dañina que es la violencia sicológica en comparación con otros tipos de violencia. Como alguna compartió: ‘El madrazo sana más rápido… pero la violencia sicológica, no se quita’”, puntualiza el informe.
Añade que cuando las parejas se dan cuenta de que las mujeres están pensando en dejarles, tratan de convencerlas, prometiéndoles que cambiarán o aumentan la violencia.