Morgan, un perro labrador tuerto, se convirtió en uno de los mejores capacitadores en el Centro de Adiestramiento Canino del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (), y actualmente permanece inmortalizado en esa institución con una estatua de bronce en honor a su legado.

En esa escuela, perros y manejadores se capacitan para inspeccionar cargamentos de productos de origen animal y vegetal que ingresan a México, así como equipajes de turistas que llegan por puertos, aeropuertos y fronteras, para evitar que accedan productos que representen riesgos para la producción agrícola.

En el año 2012, el equipo de la escuela canina encontró a Morgan, quien había llegado a un albergue en el Estado de México, luego de ser hallado amarrado a un árbol, sin el ojo derecho.

Lee también

En el albergue, se refirieron a Morgan como un perro que “posiblemente no serviría”, debido a que era tuerto. Sin embargo, personal de Senasica reconoció que, desde el comienzo, tenía un carisma y adaptabilidad que le permitió quedarse en la escuela como perro mascota.

Fungía como parte del equipo de instructores, por su capacidad olfativa. “El perro ablandaba a las personas, nos ayudaba a que el manejador desarrollara habilidades. Tenía tanta cualidad operativa que nos ayudaba con cualquier aspirante. Se adaptaba a cualquier mano”, recuerda Verónica Montes, enlace de adiestramiento.

Morgan, el perro tuerto que se convirtió en una estatua de bronce del Senasica. Foto: Captura
Morgan, el perro tuerto que se convirtió en una estatua de bronce del Senasica. Foto: Captura

De perro tuerto “abandonado” a rockstar de Senasica

“Siempre se quedaban impresionados por el origen que tenía el perro y su característica, de ser un perro tuerto, pero se dejaba querer. Siempre buscando la caricia de las personas. Cuando lo veían trabajar, se quedaban impactados”, afirma Montes.

Morgan falleció en enero de 2017, cinco años después de haberse convertido en capacitador canino.

Meses después de morir, en ese mismo año, su primer dueño reapareció. Él platicó a Senasica que años atrás, un vecino vio noticias del Cenaduc (nombre de la institución entonces), donde vio a “Rufo”, nombre original de Morgan.

Lee también

El hombre acudió y llevó flores a la escultura de Morgan. En ese lugar, reveló que el cachorro disfrutaba salir de paseo sin permiso, y que un día corriendo al parque ya no regresó.

Por tanto, se desmintió hasta ese entonces que fuera un perro abandonado o maltratado. Por un glaucoma, Morgan perdió el ojo derecho. Un oftalmólogo canino dijo que no tenía cura y debía ser operado.

Pese a que su dueño nunca lo volvió a ver con vida, se sintió satisfecho al ver todo el apapacho que el perro recibió en . “Todo lo poco o nada que le enseñé, le sirvió. Era muy noble, dócil. Me siento tranquilo de que estuvo aquí”, dijo.

Lee también

Morgan fue más que un perro mascota o un capacitador en Senasica. Su impacto en la institución fue tan grande que se decidió inmortalizar su legado en una escultura de bronce.

“Morgan, como todos los perritos que ingresan aquí, provienen de albergue. Los perros que no tienen hogar pueden tener una segunda oportunidad de cambiar vidas”, expresó César Ulises Dangú, coordinador del Centro Canino de Senasica.

Morgan, el perro tuerto que se convirtió en una estatua de bronce del Senasica. Foto: Captura
Morgan, el perro tuerto que se convirtió en una estatua de bronce del Senasica. Foto: Captura

¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

em/bmc

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]