Martha Mega es una artista plástica, escritora y cantautora de corridos tumbados de 34 años que soñó con ser cantante desde los seis, y aunque las personas que la conocían le decían que era un poco desafinada, eso no la desmotivó y continuó en su camino por la música, lo que la ha convertido en una de las pocas mujeres dentro del género y quien ha apostado por no hacer apología de la violencia ni del narcotráfico en sus canciones.
Su carrera musical comenzó con un “golpe de suerte” por una colaboración con un colega, quien leyó algunas de sus décimas y decidió musicalizarlas, lo que dio como resultado una canción titulada La Ola, que más tarde postularon a un concurso denominado Ibermúsicas, mismo que ganaron.
Luego, las colaboraciones continuaron y posteriormente participaron en el Concurso Internacional de Bolero en el que ganaron con mención honorífica, pero no fue sino hasta hace dos años que Martha empezó a escribir sus propias canciones, al punto en que el pasado agosto lanzó un EP con cinco canciones titulado Pinche Intensa.
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La primera vez que Martha escuchó un corrido tumbado fue Carlitos, de Natanael Cano, canción que le encantó “porque lograba mezclar el urbano con el regional mexicano de una manera que yo no había escuchado nunca, literalmente épico, y dije ‘yo quiero hacer una cosa así’”.
Sin embargo, una vez dentro del género, se desencantó por las narrativas abordadas en los corridos tumbados, como la guerra contra el narcotráfico, el consumo de estupefacientes y la objetificación de la mujer entre otras cosas, con las que, dijo, está en desacuerdo.
Fue entonces cuando decidió hacer “contra propaganda” dentro del género. Se reunió con algunos colegas y les propuso escribir una canción que se narrara desde el punto de vista de una mujer, “las que suelen ser las más invisibilizadas o que nada más aparecen como objetos dentro de los corridos y de los narcos”.
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“Ellas se adentran en una vida en la que no necesariamente están cometiendo los delitos, pero son afectadas por ello y en el momento en el que deciden salir es muy difícil (...) Entonces dije: ‘Quiero hacer una canción que hable de una buchona que le toca meter las manos al fuego por su bato narco y a la mera hora decide que no se va a sacrificar por él y prefiere que lo encierren solo’”, comentó.
Para Mega, una de las mayores dificultades a enfrentar dentro de la música fue que no entendía cómo se manejaba la industria ni la distribución musical, “porque grabar el disco, encontrar músicos que se rifaran y que los arreglos quedaran increíbles fue súper fácil”.
Los problemas vinieron cuando tuvo que publicitar y promocionar su música, “porque tienes que estar pagando para que te suban a las plataformas, para que te metan a una playlist. La distribución digital de la música está cooptada por mafias de las cuales es muy difícil desprenderse o no entrar en el juego si quieres que tu música se escuche”.
A dos años de adentrarse en los corridos tumbados, Martha Mega considera que actualmente la presencia de las mujeres en el género sigue siendo débil, “porque estamos en un país machista en el que es difícil que escuchen tu música siendo morra y más en un género que está dominado por hombres desde hace mucho tiempo”.
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“Para las mujeres hay poca apertura todavía, hay pocas morras que se han animado. Incluso cuando escribí mis rolas quise encontrar ejemplos de morras haciendo corridos tumbados y encontré muy pocas”, señaló.
Martha se dice en contra de cualquier tipo de violencia y confiesa: “Conozco un montón de gente que se ha visto afectada directamente por la guerra contra el narcotráfico, que han tenido que cerrar sus negocios por amenazas y extorsiones, que han tenido que vivir balaceras y pasar cosas horribles”.
Por ello, cuando empezó a crear música decidió que sus letras no iban a romantizar o glamurizar el estilo de vida de los narcotraficantes, porque para ésta puede ser un agente de cambios sociales y culturales en un país sumido en una crisis de violencia e inseguridad.
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“Si logras que una, dos, tres, 10 personas escuchen algo, les vuele la cabeza y entiendan que hay un mensaje detrás de eso, ya estás provocando un cambio. Todos escuchamos música, es algo súper masivo y es una forma muy interesante de apelar a lo estético y a lo intelectual con el resto de la gente”, expresó.
Describe su música como ecléctica, “porque tengo un corrido tumbado, pero también una cumbia, una rola latina alternativa, etc. (...) Me gusta que mis rolas parezcan que son de amor, desamor, así como rolas de ardida, pero en realidad traen detrás una preocupación social mucho más honda y un trasfondo político”.
Para otras mujeres que desean adentrarse en los corridos tumbados o en la industria musical, Martha les recomienda que se pongan a escribir “rolas” y a forjar redes con otras mujeres para materializar sus canciones.
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“No se necesita estar dentro de las grandes disqueras para hacer música. Muchas veces lo que uno está queriendo hacer es una rola para llegar a Sony, Universal o lo que sea, y en realidad muchas veces puedes hacer una rola que conecte chido con un montón de gente en la sala de la casa del amigo que tiene un micro chido y que le sabe un poco a mezclar”, indicó.
“Entonces no hay que dejarnos llevar por la ilusión de que, para que valga la pena hacer música, uno tiene que terminar pegando en la radio y ser una superestrella”, concluyó.