En la comunidad de Tzintzuntzan, Michoacán, se llevó a cabo el K’uínchekua, la fiesta nocturna en la que convergen expresiones culturales como la danza y la música, así como el misticismo y tradiciones de la entidad. Tuvo lugar en la zona arqueológica de las Yácatas del 14 al 17 de marzo.
El evento inició con la historia del imperio purépecha narrada a través de una proyección en las inmediaciones de las pirámides, con música e imágenes que el público disfrutó. Posteriormente se realizó un ritual prehispánico con incienso y sonido de caracoles.
Además, los asistentes observaron el uárhukua, el juego de pelota purépecha, donde participaron hombres vestidos con traje típico, quienes rodaron una bola de fuego en el escenario amenizado por música tradicional de la entidad.
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Bandas de música de viento acompañaron la fiesta nocturna donde se dieron cita niños, jóvenes y adultos que marcaban el compás de las notas tradicionales de la música michoacana en sinergia con las danzas tradicionales.
Algunas de las expresiones culturales tradicionales que se apreciaron en la fiesta son, los kúrpites, tsapichus, los moros, el torito del carnaval y la danza del pescado.
También se escuchó el arpa, zapateado y caballos bailadores que participaron al ritmo de la música del valle de Apatzingán.
La pirekua, canto tradicional de los purépechas, se hizo presente. Es considerado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO desde el año 2010.
Los cantantes e intérpretes de la pirekua son conocidos por su creatividad e interpretación de canciones antiguas. Las letras abordan temas como acontecimientos históricos, religión, ideas sociales, políticas y el amor. El canto es considerado un instrumento de diálogo entre las familias y las comunidades del pueblo purépecha que la practican.
La danza de los viejitos es una de las representaciones culturales más reconocidas a nivel nacional. Esta se pudo disfrutar a la par de la proyección por medio de drones de las palabras: “Michoacán, el alma de México, K’uínchekua”, así como imágenes del volcán Paricutín, una guitarra, la mariposa monarca y un colibrí. Además, el cielo se iluminó con fuegos artificiales.
En la fiesta nocturna K’uínchekua participaron 380 personas, entre músicos y bailadores, quienes compartieron la destreza de sus habilidades artísticas y culturales a quienes pudieron apreciarlas.
De acuerdo con las autoridades del estado de Michoacán este espacio permite la preservación de las tradiciones ancestrales que demuestran la riqueza y las raíces culturales de la entidad.
La fiesta, por tercer año consecutivo, se convirtió en un punto donde convergieron las historias de cada rincón de Michoacán.
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Las calles de Tzintzuntzan, una de las ciudades antiguas más importantes del imperio purépecha se llenaron de música, algarabía, danza, colores y fiesta al presentar el convite de la K’uínchekua.
La muestra cultural fue encabezada por la Escuela de Música de Ihuatzio. Además, participaron los moros de Zacán, con sus trajes coloridos y espuelas que abrieron paso a su danza tradicional hacia los puntos cardinales.
Asimismo, los toritos de carnaval otomí, de Zitácuaro, bailaron a lo largo y ancho de las calles de la comunidad michoacana.
En el evento, los pobladores de la localidad también se deleitaron con la diversidad cultural que posee el estado.
Uno más de los atractivos turísticos de la entidad es el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio, que se encuentra en las inmediaciones del municipio de Uruapan. Se trata de un espacio donde los visitantes tienen la oportunidad de estar rodeados de naturaleza y cascadas.
El lugar es una de las áreas nacionales protegidas más pequeñas de México. Cuenta con 450 hectáreas de extensión y fue declarado Parque Nacional el 2 de noviembre de 1938.
Una de las funciones del espacio es la protección de la diversidad biológica y la captación de agua de lluvia, así como la regulación del clima, captación de carbono y producción de oxígeno.
Finalmente, destacan las artesanías de Michoacán: guitarras, rebozos de plumas, ollas de cobre de Santa Clara, máscaras, joyería y piezas elaboradas con madera tallada y cerámica.