La diputada María Teresa Ealy Díaz es una de las más jóvenes que cuenta con una curul en la Cámara de Diputados. A un año de haber iniciado su trabajo legislativo, hay quienes ya la perfilan como un cuadro importante para Morena en la alcaldía Miguel Hidalgo y en la Ciudad de México.
En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que está enfocada en continuar su trabajo territorial a la par que su labor en San Lázaro; será ese trabajo y la gente a la que se enfoca en servir quienes le marquen la pauta de sus siguientes pasos en la política.
“La verdad es que me da gusto que la ciudadanía pueda darse cuenta de que los jóvenes también nos estamos involucrando en la política y que estamos pendientes, que no somos ajenos a sus exigencias. Para saber lo que viene después, creo que es algo que mi trabajo me va a ir diciendo, donde me lo pida la gente”, afirma.
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En su primer informe de trabajo como diputada, María Teresa Ealy Díaz habla de sus iniciativas: cada una de ellas tiene una historia detrás y atiende una demanda específica de los ciudadanos con los que se mantiene en contacto para representar sus voces en la Cámara Baja.
Una de sus propuestas, que presentará a sus compañeros legisladores, es reformar por completo la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes y plantear que las penas de readaptación se den desde los 15 años.
Eso, especifica, no sin antes renovar y mejorar los centros de readaptación social para adolescentes. El fin es que los niños y jóvenes que son cooptados por el crimen organizado puedan reintegrarse a la sociedad y con sus familias de manera más pronta, pues la ley actual permite que sigan siendo acosados por el crimen.
¿Cómo calificarías este primer año de actividades legislativas en la Cámara de Diputados?
—Pues ha sido un año de trabajo intenso, de mucho aprendizaje y también de muchos retos. Creo que el ver de cerca como se logran grandes cambios para el país te obliga a trabajar más y mejor, a no quedarte atrás ante todos los debates que se fijan en el pleno.
Precisamente has incluido en tu trabajo varias iniciativas en favor de distintos temas, sobre todo para erradicar la violencia en contra de las mujeres, pero ¿cuál crees que es la que más impacto ha tenido?
—Todas mis iniciativas nacen de una historia, cada una de ellas tiene detrás un rostro humano. En el ámbito familiar, pues el tema de que el acecho sea tipificado puede cambiar la vida a muchas familias integradas, sobre todo, por una jefa de familia.
Una que creo que es urgente de legislar son modificaciones a la ley de violencia política de género, porque muchas mujeres en la política —no nada más en el Legislativo— enfrentamos críticas que no les hacen a los hombres (que por tu apellido, por cómo te vistes, las causas que defiendes) y todavía es un techo de cristal bastante grueso.
¿Cómo te ha ido en los recorridos que has hecho en la alcaldía Miguel Hidalgo?
—La gente me recibe muy bien, pero es algo difícil ver que, en distintas colonias, la inseguridad es un tema a todos les preocupa, es decir, en todas las colonias te piden fortalecer la seguridad.
¿Cómo ves tú la alcaldía, qué diagnóstico tienes?
—Falta un gran trabajo, porque la gente en los mercados, en los tianguis, en las colonias, en sus casas, no se siente escuchada. Es más, la gente cuando tú vas y recorres la calle, piensan que estás haciendo campaña y no que ya estás en el cargo. Eso pasa porque los políticos sólo se aparecen para hacer campaña, salen a pedir el voto y después ya ni regresan.
Como parte de esta nueva generación de políticos dentro de Morena, ¿qué le dirías a esas personas que ya te ven como un perfil para 2027 o 2030?
—Yo no busco cargos. Creo que al final yo quiero ser un ejemplo y lo que yo hago en la Cámara [de Diputados] no es para mí, es para dejar un precedente tanto para las mujeres, para las juventudes, para la ciudadanía en general. Que la próxima persona, la próxima legisladora, el próximo legislador que llegue a ocupar la curul que yo hoy en día estoy ocupando tenga un poco más de defensa.
No ha sido fácil, me ha costado trabajo, me ha costado trabajo ser congruente: votar de cierta forma en la que yo pienso y estoy convencida que es lo correcto, porque todo tiene una consecuencia política y voy empezando, pero estoy segura que quiero ser ese ejemplo de congruencia.
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