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En México, el gasto total en salud representa el 5.7 del Producto Interno Bruto (PIB), de este porcentaje, el 2.2% corresponde a gasto de bolsillo, es decir, los mexicanos pagan el 39% del gasto en salud de su cartera, explicó el Doctor Miguel Ángel González Block, investigador especialista en política y sistemas de salud, durante el seminario “Gasto de Bolsillo e Inflación Hospitalaria”.
Lo anterior puede causar que los pacientes desatiendan otras necesidades básicas, reciban un servicio de baja calidad y que la población más vulnerable no cuente con servicios de salud de calidad, advirtió.
“La población mexicana invierte el 52.7% de sus gastos de salud en medicamentos, el 14% en consultas médicas, el 13% en servicios hospitalarios, el 9% en la adquisición de alguna póliza de seguros médicos privados y el 3.9% en servicios de laboratorio y ambulancias”, precisó el Doctor Hernández Lezama.
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Agregó que este aumento en los costos médicos es el más alto en América Latina durante los últimos diez años, pues pasó del 15% en 2021 al 18.9% en 2023. Se le conoce al gasto de bolsillo como el pago que los pacientes realizan por servicios de salud: honorarios médicos, medicamentos, estudios clínicos y hospitalización, e incluso tratamientos de medicina tradicional.
Lo que afecta a los hogares de menores ingresos y agrava la vulnerabilidad de las familias que, en situaciones de emergencia, deben aceptar las condiciones del sector privado, cuyos costos poco transparentes pueden empujar a la población por debajo de la línea de pobreza, explicaron los especialistas.
“Este gasto resulta ineficiente ya que reduce la competencia entre los proveedores, porque el paciente pierde todo poder de negociación y queda sujeto a los precios y términos que impongan los proveedores de servicios médicos (...), y se termina pagando más por el servicio médico en comparación si se contratara un servicio de seguro médico”, sostuvo el Dr. González Block.
Por su parte, el maestro Santiago Sosa resaltó que el gasto de bolsillo podría disminuir considerablemente si la población contara con afiliación a los servicios públicos de salud; si existiera una regulación transparente de los precios en los servicios privados; se fomentara la detección temprana de enfermedades crónico-degenerativas; se invirtiera en campañas de prevención y atención comunitaria, y se incluyeran los costos de traslado dentro de los servicios médicos.
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mahc/apr