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A mis trece años hubo un libro que, sin duda, marcó mi entendimiento de la vida. Transité por mi adolescencia de la mano de Edmundo Dantés, añorando la tutela de Pierre Morrel, el paternalista armador de barcos y primer jefe del nobel capitán. Hombre de buen corazón y quien privilegiaba el honor y el de su familia ante cualquier situación.
Lo anterior viene a cuento por por las terribles circunstancias que envolvieron el suicidio de Armando Vega Gil @ArmandoVegaGil músico, escritor, y cofundador del grupo de rock “Botellita de Jerez” @HHBotellita
El movimiento #MeToo (Yo también) nació desde los medios sociales digitales, a mediados de octubre de 2017, para denunciar el hostigamiento, acoso y abusos sexuales en Hollywood, a raíz de las acusaciones contra el productor de cine Harvey Weinstein @HarveyWeinstein. Se estima que la etiqueta se usó en Twitter más de 200 mil veces el primer día de su aparición, y medio millón al día siguiente. Mientras que en Facebook, durante las primeras 24 horas, fue usada en 12 millones de entradas por más de 4.5 millones de personas; al final del día la plataforma de Mark Zuckerberg informó que en Estados Unidos, el 45% de sus usuarios tenían un amigo que había usado esa etiqueta.
Se estima que en ese mismo periodo el hashtag se extendió en cuando menos 85 países, surgiendo variables como el #MiraComoNosPonemos argentino o el #YoTambién español. En México, en su irrupción primera, tuvo un impacto bajo. Aunque la actriz Karla Souza denunció que había sido víctima de un director de cine en los inicios de su carrera, y al poco tiempo fue despedido de Televisa Gustavo Loza, quien habría sido el responsable de estos hechos. El movimiento, apenas imperceptible en nuestro país, sólo provocó un par de denuncias a medias, algunas protestas en las calles, e incluso la irrupción de encapuchadas en una obra de teatro, cuyo director fue absuelto por la justicia de las acusaciones en su contra.
El movimiento revivió en #México, cuando el 23 de marzo de este año, apenas hace una semana irrumpió en la escena MeTooEscritoresMexicanos @MeTooEscritores con este grito de guerra: “Si te da miedo denunciar, manda un mensaje y publicamos el nombre del agresor #MeTooEscritoresMexicanos #NoEstásSola #SeVaACaer”. En este periodo, la cuenta con 13 mil seguidores, ha hecho 246 posts, en su mayoría denuncias anónimas contra los escritores. Pero no es la única que está generando controversia. A la par han surgido cuentas como @MeTooCineMx @PeriodistasPUM @MeTooCreativos @metoomusicamx @MeTooFotografos @metooartesmx @MeTooEmpresario @metootechmx @MeTooAbogadosMx @MeTooMedicina @MeTooActivista1 @metootuiteros @metooteatromx
Sin una metodología clara sobre cuál es el proceder de estas cuentas para publicar en Twitter quejas anónimas contra personas de los ámbitos en los que se manejan, se viola un derecho humano básico: el de la presunción de inocencia. Aun así, se estima que en el primer día de existencia del @MeTooEscritores más de 134 fueron denunciados y 120 personas de los medios de comunicación, corrieron la misma suerte.
La cuenta en Twitter de @metoomusicamx que estuvo fuera del aire por unas horas y que luego reabrió bajo el argumento de que habrían sufrido un ataque cibernético, generó dos hechos en menos de 24 horas. Primero una denuncia contra Efrén Barón @efrenbaron del grupo de pop punk “División Minúscula” @DivisionOficial, que provocó la expulsión de Barón. El músico escribió en su cuenta de Twitter “Quiero pedir una disculpa pública por mis acciones y conductas inapropiadas. En verdad lo lamento demasiado. Mi intención no era ejercer un tipo de violencia, pero claramente fue un error y me arrepiento mucho de haberlo hecho. @metoomusicamx” Y la otra, la mas grave. La denuncia de acoso en contra de una menor de edad, que se le hizo a @ArmandoVegaGil de @HHBotellita y que a la postre resultaría en su suicidio. Vega Gil escribió horas antes de morir: “No se culpe a nadie de mi muerte: es un suicidio, una decisión voluntaria, consciente, libre y personal. #MeeToMusicosMexicanos”.
Su muerte generó el hashtag #MeTooMusicosMexicanos en torno a la cual el 47% de las opiniones mostraron sospecha ante el cierre momentáneo de la cuenta de Twitter @metoomusicamx desde la cual salió la denuncia en contra del músico mexicano. El 34% pidió que “el karma” le haga pagar a la mujer que denunció, mientras que el 19% dijo que no se debería de creer una denuncia de una mujer, por el simple hecho de ser mujer.
Además, en los distintos medios sociales digitales, la muerte de Armando Vega provocó que el 33% de la audiencia lamentara que en la era de las redes sociales se juzgue a una persona sin darle oportunidad de probar su inocencia, el 21% dijo que su suicidio confirma su culpabilidad. El 16% ven este hecho como una amenaza para las mujeres que denuncian. El 13% de los comentarios revelan conmoción ante los acontecimientos. Los que consideran que existen mujeres que mienten ante casos de acosos fueron el 10% y el 7% lamentó que se haya dado credibilidad a una mujer, por su condición de género.
Ayer la muerte de Armando Gil fue un terrible retorno a ese recuerdo de mi juventud, donde una persona buena debía de lavar el honor de la familia mediante la sangre. Qué terrible tribunal social estamos presenciando en el que la expiación pasa por la inmolación, donde el sacrifico se percibe como la única manera de saciar la sed de venganza social. Leo su carta y encuentro un Armando al parecer consciente y sensato, claro, humano y aterrado por el juicio sin defensa y el veredicto sin apelación de una sociedad y rememoro a don Pierre Morrel, a punto de descargar su pistola para liberar a sus hijos del oprobio de una deuda sin pago. Desafortunadamente, en la época moderna y del agobio de las redes nos faltó un Conde de Montecristo que lo rescatara en el último minuto.