Aunque Antonio de Jesús Alonso no tenía pensado dedicarse al arte porque en México no es apoyado, decidió estudiar Artes Plásticas en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y desde entonces, se dedica a la cartonería y su trabajo ha llamado la atención de usuarios en redes sociales, donde una sola publicación del artista acumula más de 150 mil likes.
“En la preparatoria empecé a vender mis trabajitos. Poco a poco fui metiéndome más al arte, en un principio no tenía pensado dedicarme a esto porque en México no es apoyado. Estuve trabajando como técnico en computadoras por mucho tiempo, me empecé a fastidiar y aburrir, como que no era lo mío, por eso entré a la universidad, como dicen, me eché el tiro”, cuenta a EL UNIVERSAL.
A sus 35 años, el artista ha experimentado con la pintura, escultura en barro y piedra hasta que llegó a la cartonería, principalmente de tlacuaches y personas indígenas. Entre sus piezas más destacables se encuentran: perros xoloitzcuintle, “tlacuaches de Papantla”, mujeres tehuanas, armadillos y ardillas.
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“Yo creo que hay muchos prejuicios por parte de la sociedad, critican mucho a los artistas, los consideran flojos, marihuanos, entonces la sociedad los estigmatiza mucho y a causa de eso no les dan esa importancia a su trabajo, no valoran mucho el trabajo del artista mexicano”, lamentó.
Aunque eso no lo desanima, en su carrera ha optado por hacer pinturas y esculturas y artesanías como piezas de papel maché, sí considera que muchas personas desprecian el trabajo mexicano, sobre todo el de artesanos. En Oaxaca, su estado, hay miles de artistas de comunidades indígenas que manejan textil, barro o la flor inmortal.
“Me gusta mucho representar lo que son las comunidades indígenas. Me encanta mucho la representación del anciano, le veo mucha sabiduría y mucho conocimiento lo que es respecto a sus comunidades, el conocimiento que tienen sobre el trabajo duro, toda esa gran experiencia también trato de representarla en mis piezas”, explicó.
Por lo general, dijo, las ideas siempre le llegan en la noche, en esos momentos silenciosos y de insomnio donde el cerebro empieza a trabajar, crear y sobrepensar. Posteriormente anota esos pensamientos en algo que le llama banco de ideas, ahí, analiza qué tan factible es el proyecto y comienza a materializarlo.
“A veces los artistas tienen ese problema de que no tienen ideas, entonces más o menos analizo si tengo el presupuesto para realizar tal proyecto, checo los materiales, el tamaño que va a tener la pieza y a partir de ahí empiezo a realizar los bocetos. Selecciono dos tipos de técnicas que manejo en la cartonería que es trabajo en seco con puros recortes y en húmedo”, agregó.
Dependiendo de la figura, construye la estructura de alambre y le da forma con el papel. Cuenta que utiliza dos tipos de materiales: el cartón de cajas y el papel periódico; tal como en las piñatas, se pega con engrudo. Mientras que el cartón es un proceso más complicado porque se tiene que humedecer y desinfectar.
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“Tengo otros estilos un poquito más humorísticos en mis trabajos o también temas más serios como la pobreza o las culturas indígenas. Utilizo pinturas de agua, le doy un estilo más artístico que artesanal y ya le doy un significado a la pieza, algo más complejo”, explicó Alonso Cruz.
El artista desea desarrollar sus técnicas y aprender nuevas, conocer a más compañeros cartoneros, crecer su taller y darse a conocer en Oaxaca porque no es muy común la cartonería.
“Quiero transmitir y exponer las tradiciones y la cultura de mi estado y de mi país, que los extranjeros, que la gente de fuera conozca el lado más profundo que tiene la cultura mexicana. Hay gente que nada más ven lo superficial, pero creo que hace falta que los artistas pongan de su parte de dar a conocer con más profundidad todo sobre sus comunidades indígenas porque hay muchísimo tesoro ahí”, concluyó.