A 57 años de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, el Comité Pro Libertades 68 salió a las calles a denunciar que la represión contra la libertad de manifestarse se mantiene a pesar de los cambios de gobierno, debido a que en todo el país y el mundo las autoridades hostigan, persiguen, acosan y castigan a quienes protestan contra un presente violento.
“¡No fue una matanza, fue un genocidio!”, aseguró Félix Hernández Gamundi, al advertir que los responsables de la noche de Tlatelolco siguen sin ser juzgados por sus crímenes por la protección de las mismas personas que han criminalizado al movimiento.
Sin embargo, por lo menos cuatro grupos del llamado bloque negro, contingentes ajenos a la marcha conmemorativa, se infiltraron en el movimiento para saquear negocios —incluso joyerías— y prenderles fuego, causar destrozos, hacer pintas en bardas y paredes, y lesionar a policías y periodistas.
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Mientras realizaban su labor informativa, reporteros y fotógrafos fueron agredidos por el grupo de encapuchados. A golpes, pedradas, palazos y puñetazos hirieron a la prensa bajo el argumento de que no podían hacer registros de video o fotos de las agresiones en el enfrentamiento contra los agentes.
Los ataques estallaron después de que oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) intentaron repeler la violencia física con polvo de extintores y gases, descritos como “irritantes y picosos” por manifestantes afectados. En consecuencia, los autodenominados Jóvenes Anarquistas se fueron sobre los asistentes y equipos de comunicadores que laboraban en el lugar.
Al menos un caso ocurrió mientras Ramkar Cruz, de Foro TV, estaba al aire; dos encapuchadas lo golpearon. Otros periodistas heridos son Nicolás Corte, de Publimetro MX; David Patricio, de La Razón; David Deolarte, de La Prensa, y Juan Abundis, de Obturador.

Detenidos
La SSC capitalina informó que trabaja en la identificación de todas las personas que realizaron actos vandálicos y se apoya en la conformación de las carpetas de investigación con la Fiscalía General de Justicia capitalina.
El jefe de la policía capitalina, Pablo Vázquez, reprobó los actos vandálicos y dijo que en las próximas horas se informará de la lista de los policías heridos; sólo hubo una persona detenida por robo a joyería.
Para el resguardo de la marcha se desplegaron 500 integrantes de la policía Preventiva, Metropolitana, Auxiliar, Bancaria e Industrial, y Tránsito, y paramédicos del ERUM.

Sin embargo, debido a la violencia que se registró en la marcha se envió a mil elementos más.
Fue una provocación
El secretario de Gobierno de la Ciudad de México, César Cravioto, dijo que los actos violentos fueron una gran provocación y que las características de esta manifestación fueron distintas a marchas anteriores por el número de asistentes embozados y que participaron en actos violentos: “Ustedes que han seguido las distintas marchas en esta ciudad pues cuando mucho vemos 40, 50 personas encapuchadas, hoy vimos más de 350 encapuchados”, reportó el funcionario.
Cravioto aseguró que la policía no cayó en la provocación y descartó enfrentamientos entre los uniformados y manifestantes.
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Empresarios molestos
La asociación civil de empresarios y comerciantes del Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc, Procéntrhico, condenó el vandalismo y exigió dar con los responsables, sin criminalizar al resto de los manifestantes.
Agregó que urge garantizar la seguridad en futuras marchas, proteger el patrimonio histórico y económico, y evitar que grupos violentos secuestren causas ciudadanas.
Alertó de la necesidad de mecanismos de reparación para los comercios afectados e informes transparentes sobre la actuación de las fuerzas de seguridad.
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Primeros saqueos
Antes de llegar al bajopuente de Eje Central empezaron los primeros saqueos a supermercados y farmacias, de donde los encapuchados extrajeron alimentos, artículos de aseo personal y medicinas para entregarlas a ambulantes, personas en situación vulnerable y otros de sus acompañantes.
Al llegar a 5 de Mayo la jornada violenta empezó con la explosión de cohetones caseros que provocaron la acción directa de la SSC, que intentó frenar a los encapuchados.
Mientras los enfrentamientos entre el bloque negro y policías continuaban, la vanguardia de la marcha llegó al Zócalo. Ahí realizaron un pase de lista, pidieron manifestarse de forma pacífica y procedieron a poner sobre la mesa sus demandas a cinco décadas de la noche de Tlatelolco.
En tanto, encapuchados y agentes de los agrupamientos Zorros y Ateneas se confrontaban en la parte oeste del Zócalo con el lanzamiento de cohetones y artefactos de fabricación casera que lastimaron ojos, manos, brazos y piernas de manifestantes y policías.
