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Nadia Ñuu Savi imparte talleres creación literaria a niños y adultos migrantes. También, brinda conferencias sobre los derechos de pueblos los indígenas. Recientemente creó “Lluvia de Voces” un canal de YouTube en donde difunde por medio de videos frases en lenguas originarias con el objetivo de dar a conocer las 68 lenguas indígenas que tiene México.
Sin embargo, en el pasado su situación era diferente. Hace casi diez años, Nadia Ñuu Savi lloró frente a la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria por la impotencia de no tener dinero para cumplir uno de sus más grandes sueños, estudiar una carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Hoy, la dirección de literatura de la UNAM, publicó el tercer libro de su autoría “El camino del Venado”. Primera vez, desde su creación, que esta dependencia publica un libro en una lengua originaria.
Nadia nació en el municipio de Tlaxiaco en la región mixteca de Oaxaca. Pasó su niñez en San Quintín, Baja California, a lado de sus padres, quienes eran jornaleros en los campos de cultivo de de la región.
Fue ahí, entre campos de fresa, moras y tomates donde Nadia escuchó por primera vez hablar a su madre en lengua indígena. Habla que su madre no le enseñó para que no pasará las dificultades y discriminación que ella vivió.
“Mis padres querían que mis hermanos y yo fuéramos profesionistas. Ellos no tenían carrera, incluso mi mamá no tiene la educación básica porque habló español hasta los quince años. Por ello, recibió mucha discriminación y creció con la idea de que hablar mixteco era malo, por eso no nos enseñó nuestra lengua, para que no nos tratarán mal como a ella” recuerda Nadia.
Después de muchos años, Nadia regresó con su madre y hermano a su pueblo natal. Ahí aprendió a hablar y pensar en mixteco, “mis abuelos hasta la fecha hablan su lengua originaria, ellos no hablan español, así que tuve que aprender mi lengua materna, porque ahí la mayoría de los pobladores hablan mixteco”.
Nadia siempre quiso estudiar en la UNAM, así que decidió venir a la Ciudad de México para cursar la carrera de pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras en Ciudad Universitaria. En la capital, no sólo se enfrentó a la discriminación y el rechazo en la sociedad. También, a la falta de recursos económicos para solventar su carrera.
“Fue duro, había veces que no tenía para comer, sólo compraba un yogur y unas galletas para todo el día. Muchas veces me quise regresar a mi pueblo. Tuve que trabajar lavando ropa ajena, de mesera, de vendedora de discos y a veces iba por las copias de mis compañeros a la Biblioteca Central, les cobraba cinco pesos, ganaba unos cincuenta pesos que usaba para mis pasajes”, recuerda nostálgica Nadia.
Nadia rentaba un cuarto en la colonia Santa Martha Acatitla, a dos horas de camino de su universidad. Por trabajar y estudiar sólo podía hablar con su madre en los trayectos hacía uno de esos dos puntos. Fue en uno de ellos, en donde sufrió uno de los actos de discriminación que más recuerda.
“Yo le hablaba a mi madre cuando iba rumbo al trabajo o la universidad, ya que no tenía mucho tiempo, siempre andaba corriendo. Hablábamos en mixteco. En una de las charlas que tuve con ella, al bajar de la combi escuché como una señora le dijo a su hijo mira a esa india” dice Nadia con coraje.
Nadia no respondió, pero entendió lo que era la discriminación y las agresiones que muchos años pasó su madre, “llegue a una ciudad que a pesar de ser tan grande y diversa, es un lugar en donde existe mucha discriminación mucho racismo. Viviendo aquí sentí vergüenza de la lengua que hablo, comencé a creer que yo estaba mal, que tenía que hablar español y no mi lengua originaria”.
Esos problemas hicieron que Nadia replanteará su camino. En más de una ocasión pensó en dejar la universidad, también en regresar a su pueblo. Sin embargo, decidió quedarse, luchar por su sueño y contra la discriminación.
Comenzó a entrevistarse con alumnos migrantes y entendió que no era la única con esos problemas de discriminación. Decidió luchar contra los prejuicios y el racismo. Hizo talleres, charlas y coloquios para que se reconocieran las lenguas indígenas.
“Es cierto que a veces no tienes las condiciones económicas, ni culturales, ni el bagaje cultural que muchos tienen, pero tienes que esforzarte. Yo decidí terminar mi carrera, tener un trabajo y ayudar a los míos, no puedo darme el lujo de decir no puedo” menciona la escritora.
Sus trabajos por revindicar las lenguas originarias la llevaron a ganar el Premio Nacional de la Juventud en 2018 y al año siguiente el Premio Juventud Ciudad de México. Actualmente, Nadia tiene tres libros de poesía que han sido traducidos al inglés, francés, árabe, catalán, hindu y bengalí.
También, creó el proyecto “Lluvia de Voces” con el cual busca que la gente escuche alguna de las 68 lenguas originarias que tenemos en el México. El proyecto tiene un canal de YouTube con más veintidós videos en alguna de las lenguas que se hablan en el país.
Nadia terminó su carrera de Pedagogía en la UNAM, sigue impartiendo talleres y conferencias. Ha viajado a diversos países en donde habla de la riqueza de las lenguas indígenas y de su poesía. Recordando lo que vivió está convencida de la necesidad de no rendirse en aras de un sueño.
“Es necesario resistir, a veces creemos que nuestro destino es darse por vencidos o que nuestro futuro es vivir lo mismo que nuestros padres, pero no es así, hay que intentar lograr nuestros sueños. Como mujeres tenemos socialmente menos oportunidades, pero tenemos que demostrar lo contrario. Tenemos que buscar cambiar el pasado, el presente y hacer un mejor futuro” recalca Nadia.