La Iglesia Católica dijo que su llamado a la paz no es un ataque a grupos políticos ni a funcionarios en específico, sino un exhorto a la sociedad en general. Explicó que en esta temporada, las posadas son un camino de esperanza, un anhelo de paz, reconciliación y unidad.

“Se equivocan quienes aseguran que este llamado que la Iglesia ha hecho de manera continua es un posicionamiento para atacar a un grupo político o a ciertos funcionarios. Este es un llamado a toda la sociedad para que juntos, en diálogo, construyamos un futuro mejor para nuestro país”, señaló.

Asimismo, se dijo convencida que la buena política, aquella que prioriza la defensa de la vida y la dignidad humana, está al servicio de la paz, y que, para los cristianos, trabajar por la paz, es el centro de la misión a la que son llamados.

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“No cesaremos en nuestro llamado para que este tiempo, marcado por la violencia, las dificultades y las divisiones, sea también el tiempo en que volvamos a hacer del camino hacia la Navidad una oportunidad para reunirnos en familia o como vecinos, buscando superar las diferencias suscitadas al interior de nuestros hogares o en nuestros círculos más cercanos”, agregó.

A través de la editorial semanal “Desde la fe”, la Iglesia reiteró que la paz empieza en nosotros mismos, y se construye día a día. “Queremos una paz sólida y duradera. Queremos un México en el que cese la violencia”, dijo.

Al recordar que este lunes inicia la cuenta regresiva hacia la Navidad, dijo que son nueve días en los que se celebrarán las posadas navideñas, una tradición en varios países de América, pero especialmente en México, desde hace muchos años.

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“Este tiempo nos reúne con amigos, familiares, compañeros de trabajo y personas conocidas, para convivir en agradecimiento al año que cierra y también para reflexionar sobre todo lo ocurrido y las metas por venir”, indicó.

Exhortó a compartir “un poco de lo que tenemos” con quienes duermen en la calle, con los migrantes, los presos, los enfermos, los que están solos, los deprimidos, los oprimidos, los expulsados, los ancianos, los humillados, los abandonados, las familias que buscan a sus hijos desaparecidos y “todas esas realidades de las que se habla poco, pero de las que sufrimos mucho”.

Por último, insistió en una tregua de paz para contener la violencia en México. Estamos convencidos que podemos lograrlo, que podemos trabajar por ella y hacer que perdure en el tiempo.

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