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Cuernavaca.— El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro, afirmó que el flagelo de la violencia sigue en México, a pesar de las mediciones poco creíbles que ofrecen las autoridades a nivel federal, que afirman porcentajes de disminución de delitos.
“El crimen organizado se ha infiltrado tanto que hace casi imposible no toparse con él, no importa a lo que te dediques. Lo mismo sucede en el gobierno. Para muchos funcionarios públicos realizar sus funciones se ha vuelto una tarea de riesgo.
“Muchos creen que el combate al narcotráfico se da sólo en las áreas de seguridad y que si no te metes con ellos te dejan en paz, si no te toca combatirlos de manera frontal no tienes ni que conocerlos. Sin embargo, no es así la realidad”, señaló el también obispo de la Diócesis de Cuernavaca al concluir la XI Caminata por la Paz.
En su discurso, saludó a los comunicadores y periodistas, analistas y dueños de los medios de comunicación, sobre todo a los que han sufrido violencia en algún grado. “Esto no debe ocurrir nunca, particularmente nunca a la censura de los medios, de sus comunicadores, de sus analistas, de las fuentes de información pública. ¡Nunca más la censura comunicativa e informativa en México! ¡Nunca!”, expuso.
Castro salió a las calles seguido de cientos de feligreses, madres buscadoras, organizaciones civiles que pugnan por la paz y seguridad, además de algunos políticos de Morena que buscaron capitalizar la caminata convocada por la Iglesia católica.
Gran parte de su discurso lo dirigió hacia el control que, indicó, ejerce el crimen organizado en todos los sectores, y subrayó que aunque nadie lo dice, los funcionarios saben que a los líderes del narco hay que pedirles permiso para pavimentar calles, retirar ambulantes, hacer eventos culturales, ocupar espacios públicos, poner cámaras de seguridad, colocar alumbrado, dar talleres contra la violencia, hacer valer contratos cuando las empresas son suyas, quitar placas de vehículos en línea roja, etc. No reconocerles el poder que tienen puede costar mucho, precisó.
El obispo ratificó su manifestación a favor de la paz e invitó a la población a no cruzar los brazos y observar cómo la violencia, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la trata de personas, el derecho de piso, el narcotráfico, las extorsiones, la cultura de la muerte, el huachicol fiscal, las fosas de desaparecidos y los centros de exterminio siguen destruyendo a esta sociedad en descomposición.
Consideró injusto vivir en el temor y la desconfianza y ofreció datos duros que preocupan a la Iglesia católica en Morelos, como el primer lugar nacional en los delitos de feminicidios, despojo, robo de vehículos. También ocupa el segundo lugar en homicidios dolosos y robo de autopartes, el quinto sitio en extorsión, secuestro y robo a transporte público, y el sexto lugar en robos a casas.
A las autoridades municipales, estatales y federales, propuso trabajar juntos por la paz para no quedarse en la denuncia estéril.