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El día le llegaba a la Cámara Baja. La máxima tribuna del país estaba a prueba, pues desde aquí y a lo largo de muchos años cientos de veces se reformó la Constitución, con el único objetivo de hacerla más eficaz y que nadie esté por encima de ella.
Sin embargo, se vislumbraba un choque de trenes, pues la mayoría aplastante de la 4T tenía toda la intención de que un artículo transitorio de una ley secundaria mandatara a la Carta Magna y permitiera la ampliación de dos años como ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a Arturo Zaldívar.
Porfirio Muñoz Ledo, o como muchos lo llaman el eterno Porfirio, quien ha sido dos veces presidente de San Lázaro y quien entregó la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador, salió de su cuarentena para defender a la democracia y a la Constitución. Un grupo de Morena, de Encuentro Social y de la oposición (PAN, PRI, PRD y MC), lo veían como su vocero, como aquel abogado defensor que persuadiría a la mayoría para que no aprobaran el “insensato proyecto” de una reelección disfrazada, hicieran honor al título de “honorable Congreso de la Unión”, actuaran rectamente y cumplieran su deber con dignidad.
Muñoz Ledo, quien está por cumplir 88 años, llegó al pleno de la Cámara y todo se volvió silencio. Los asistentes miraron expectantes, pues lo querían escuchar con vehemencia, ya que, por inverosímil que parezca, el eterno Porfirio hablaría en contra del dictamen y, por ende, contra la 4T.
Propios y extraños guardaron silencio. Sacaron celulares, tomaron fotos y videos. “¡Es historia lo que estamos viendo!”, relató un morenista.
“Me opongo con toda la fuerza y convicción de mi ser, con todo el esfuerzo memorioso que hemos hecho desde 1988 para instaurar en el país un orden democrático y no una República autoritaria, a este insensato proyecto de violar la Constitución política del país”, dijo Muñoz Ledo.
Al diputado se le veía como nunca, como si se hubiera guardado para este momento. Se apoderó del pleno. Estuvo de pie por una hora y media debido a las 11 preguntas que le hicieron Inés Parra (Morena), Claudia Pastor (PRI), Enrique Ochoa (PRI), Elías Lixa (PAN), Verónica Juárez (PRD), Marco A. Adame (PAN), Martha Tagle (MC), Juan Carlos Romero Hicks (PAN), Frida Esparza (PRD), Fabiola de la Rosa (PRI) y Dunyaska García (PAN).
El morenista ejemplificó que en su casa hizo un ejercicio con niños de nueve y seis años. A ambos les presentó esta reforma y le respondieron que era “incorrecto”, así como, dijo, todos los juristas del país, excepto uno, el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, a quien llamó MaquiaScherer.
Pidió a sus correligionarios reaccionar, pues no eran un rebaño, mesnada, cardumen, “son diputados que juraron cumplir la Carta Magna”.
En la madrugada, Porfirio también señaló a su coordinador, Ignacio Mier, a quien le reclamó, ¿por qué lo tienen al borde de la renuncia de su partido? Nacho respondió que siempre le ha tenido aprecio y respeto y celebró que nuevamente se dé un debate con su maestro.
Al bajar de la tribuna fue recibido por el propio Mier, ambos se fundieron en un abrazo de dos cercanos que chocaron por la coyuntura, pero que se tienen aprecio.
Fue el día en el que perdió la democracia y ganó el deseo presidencial de tener a un ministro cercano al frente de la Corte por todo el tiempo que dure su administración, es decir, hasta 2024.