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Como en los viejos tiempos de la hegemonía priísta, aunque sin la presencia del Presidente de la República, la sesión de apertura del Congreso General fue un botón de muestra de la aplastante mayoría del partido en el poder y sus aliados, frente a una oposición dividida y muy disminuida.
La entrega del 6o. Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en un mitin político en el que la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, parecía más lideresa partidista que responsable de la política interna del país.
El tono y el contenido del discurso de la funcionaria encendió los ánimos de los senadores y diputados del PAN, mientras que los grupos parlamentarios del PRI y de Movimiento Ciudadano no le hicieron segunda a los panistas y permanecieron sentados y sin confrontar a Alcalde Luján.
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“¡Fuera, fuera, fuera!”, comenzaron a gritar los legisladores de Acción Nacional, de pie, agitando su brazo diestro de izquierda a derecha y con el dedo índice apuntando hacia la salida del Salón de Pleno, cuando la secretaria de Gobernación presumía que el gobierno de la 4T acabó con la corrupción y con los privilegios, con un ejercicio honesto del presupuesto.
Los gritos panistas arreciaron en el momento en que la funcionaria destacó el triunfo arrollador de Morena el pasado 2 de junio y afirmó que el pueblo ya tiene la receta por si regresan por sus privilegios los que se creían dueños de México.
“¡Mentirosa!, ¡Fuera, fuera, fuera!”, retumbó en el salón de sesiones, pero Alcalde arengó aún más a sus compañeros de la 4T y de plano ignoró a la oposición, dirigiendo su mensaje sólo a las curules que estaban de su lado izquierdo, que ocupan Morena, PVEM y PT.
Estas bancadas respondieron al unísono a los gritos de los opositores: “¡Quieren llorar, quieren llorar, quieren llorar!”, se burlaron de los panistas, quienes contraatacaron con un “¡Quieren robar, quieren robar, quieren robar!”.
Mientras tanto, los priistas, comandados por Alejandro Alito Moreno, y la bancada de MC, con el senador Clemente Castañeda a la cabeza, se mantuvieron al margen y solo atestiguaron el enfrentamiento verbal.
Antes de que concluyera la sesión general de Congreso, la bancada del PRI abandonó el salón y amagaron con no asistir a la sesión posterior, en la que se dio la primera lectura al dictamen de la reforma judicial.
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