La se hunde. No por un fenómeno repentino, sino por una práctica que lleva décadas: extraer de su subsuelo el 70% del agua que consume (el 30% restante proviene del Sistema Cutzamala). Esta dependencia del acuífero ha vaciado el agua almacenada en el subsuelo, provocando que deforman y rompen el drenaje.

A esta presión constante sobre el subsuelo se suma un sistema de drenaje profundo que fue diseñado hace más de 50 años.

“Las lluvias atípicas, más intensas y concentradas por el cambio climático, saturan el sistema y lo rebasan”, adviertió Miguel Ángel González López, académico del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana.

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Las lluvias extraordinarias del pasado domingo 10 de agosto —83 milímetros en pocas horas— habrían puesto en aprietos incluso a un sistema en óptimas condiciones. Pero en la capital, el drenaje superficial y profundo arrastran décadas de rezago.

“En zonas con hundimientos diferenciales, las tuberías colapsan o quedan con contraflujos. Si a eso sumamos basura, falta de mantenimiento y redes que ya cumplieron su vida útil, el problema se multiplica […]. Las tuberías funcionan por gravedad; si pierden la pendiente o se rompen, dejan de desalojar el agua”, explicó el ingeniero civil.

La ciudad creció sobre un sistema hidráulico diseñado hace más de medio siglo. El gobierno ha comenzado a reemplazar tuberías de concreto por polietileno de alta densidad, que resiste deformaciones, pero sustituir toda la red es una inversión monumental. La planeación hidráulica incluye sectorizar el suministro de agua potable y renovar las redes, pero los avances en drenaje son lentos, señaló.

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González López recordó que los hundimientos no son uniformes: zonas como la avenida Zaragoza o tramos del Metro registran deformaciones severas. Ejemplos como el Ángel de la Independencia —que parece “haber crecido” porque el suelo a su alrededor bajó más de dos metros— ilustran la magnitud del fenómeno.

El problema no es solo técnico. Toneladas de basura tapan coladeras y alcantarillas, reduciendo la capacidad de desalojo. “En el centro y oriente de la ciudad la cantidad de desechos en las calles es impresionante. Con cualquier lluvia, ingresan al drenaje y lo bloquean”, explicó.

Desde 2005, las nuevas construcciones deben incluir sistemas para captar y reutilizar agua de lluvia, pero la gran mayoría de los inmuebles fueron edificados antes y no cuentan con ellos. Algunas iniciativas ciudadanas y programas de la Secretaría del Medio Ambiente han instalado sistemas pluviales y de tratamiento; sin embargo, su alcance sigue siendo limitado.

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El académico insistió en que la solución debe ser multifactorial: renovación de redes, mantenimiento constante, control de hundimientos, manejo de residuos y aprovechamiento del agua de lluvia. “No hay una sola causa ni una solución única; se requiere inversión”, mencionó.

Inundaciones, inevitables aún con infraestructura en buen estado; nos rebasa volumen de lluvia: especialista

Aún con su infraestructura hídrica actual funcionando al máximo de su capacidad, las inundaciones en la Ciudad de México registradas durante las lluvias y tormentas históricas de los últimos días hubieran ocurrido dada la cantidad de agua que cayó, aseguró el director del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (CENTRUS) de la Universidad Iberoamericana, José Alberto Lara Pulido, quien llamó a revisar otros factores que intervienen en estos casos como la cada vez más reducida vegetación en la capital del país a causa de la urbanización.

“Las inundaciones se deben, sí, en parte a que la infraestructura es insuficiente, pero aunque tengas mucha infraestructura y ésta funcione a su máximo, hay que decir que los volúmenes que están cayendo de lluvia son muy grandes y eso nos lleva a plantearnos la que sería la verdadera pregunta: ‘¿Por qué está lloviendo tanto?’, reflexionó el académico.

Dijo que como ciudadanos podemos ayudar a evitar inundaciones con acciones sencillas como no tirar basura en la calle, pero recordó que el jugador principal cuando de cuidar de la Ciudad se trata es el gobierno, y debe hacerlo con políticas públicas bien pensadas como la captación de agua.

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La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, informó, con base en la Red Pluviométrica del Sistema de Aguas (Sacmex), que el domingo 10 de agosto de 2025 se registró en el área del Zócalo 84.50 milímetros de precipitación, que equivalen a 84.50 litros por metro cuadrado, y, según medios de comunicación, se superó el récod previo de 67 mm registrado en 1952.

Los efectos de la lluvia se dejaron sentir en varios puntos de la capital, como en el Aeropuerto Internacional, donde hubo inundaciones en pistas y espacios al interior de la terminal, lo que provocó retrasos y cancelaciones en los vuelos.

El director del CENTRUS consideró que las grandes cantidades de agua que han caído por la lluvia en la urbe se dan “porque en ciudades que no tienen vegetación, hay más calor, y entonces eso hace que se evapore más rápido el agua y llueva más”.

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El investigador recordó que la Ciudad de México continúa incrementando su tamaño año con año. También comentó que hay evidencia de que en las zonas boscosas que rodean ciudades llueve menos, y con menor cantidad, al haber temperaturas más bajas.

Otro elemento que influye en las inundaciones que han tenido lugar en la Ciudad de México, dijo, es la sobreexplotación de acuíferos: “Cuando extraes demasiada agua, los suelos se van compactando, y entonces se va cayendo la ciudad. Es como si hicieras más profundo de lo que de por sí ya es un cuenco, y fomentas más inundaciones”.

Y sobre el terreno en el que se edificó la Ciudad de México, construida sobre un lago por los mexicas, Lara no descartó relación con el fenómeno, aunque recordó que en otras partes del mundo, como en los Países Bajos, han desarrollado procesos adecuados para construir sobre y por debajo del mar.

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“Deberíamos tener una red pluvial, o sea, una red para agua de lluvia, y otra para agua de drenaje, porque ahorita están juntas, entonces es un problemón, porque en lugar de aprovechar agua que puede ser útil, la terminamos contaminando”, comentó.

Y aunque hay personas que proponen construir sus propios sistemas de captación de agua caseros, Lara Pulido advirtió que se necesitarían espacios habitacionales muy grandes, que difícilmente existen en la Ciudad, sobre todo en la zona centro. Además, la construcción y el mantenimiento costarían mucho dinero.

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pjm

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