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De cara al Proceso Electoral Federal de 2021, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, advierte que hay actores políticos, intelectuales, orgánicos e integrantes del poder público que arremeten contra el organismo ciudadano por desinformación o animadversión provocada por las derrotas electorales del pasado.
Así, subraya que las autonomías siempre han estado en riesgo, pues se han construido a base de arrebatar facultades a los poderes ejecutivos para generar contrapesos.
Por lo anterior, dice, la autonomía debe ejercerse y defenderse permanentemente, porque siempre existe la tentación del poder.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Córdova Vianello sentencia: “Por nuestra parte, vigilaremos que desde la Presidencia hasta una municipal no se vulneren las reglas, entre ellas las de imparcialidad”.
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Ante la designación de cuatro consejeros del INE el próximo 22 de julio en la Cámara de Diputados, el consejero presidente alerta sobre el riesgo de que la coalición legislativa de Morena use su posición con el objetivo de mayoritear.
“Una mala designación puede dañar la credibilidad pública y la confianza en las elecciones”, indica.
¿Está en riesgo la autonomía del instituto? ¿La quieren minar?
—Las autonomías siempre han estado en riesgo: se han construido a base de arrebatar facultades a los poderes ejecutivos para generar contrapesos, entonces, siempre hay intención de interferir.
La autonomía debe ejercerse y defenderse permanentemente, porque siempre existe esa tentación. Es natural, así es el poder.
¿En la práctica se intenta debilitar al INE para 2021 y 2024?
—No lo sé. El instituto es objeto de una intensa discusión pública y críticas a veces poco informadas. Por ejemplo, no es cierto que sea la autoridad electoral más cara del mundo, además, cumple funciones que no tienen otros. Organiza elecciones, pero también administra el padrón, expide credenciales, fiscaliza partidos, y coordina y monitorea los tiempos del Estado en radio y tele.
Esas tres funciones legales, que no tienen otros órganos del mundo, más arbitraje electoral, absorben casi 60% del gasto operativo del instituto, así que no son comparables peras con manzanas.
Por otro lado, erróneamente se cree que el financiamiento de los partidos es gasto del INE.
Lo que hay es rechazo de algunos sectores políticos respecto a las autonomías de las autoridades electorales, discusión poco informada y profunda animadversión.
¿Esta animadversión es por las denuncias de fraude?
—Entre otros factores, histórica desconfianza y animadversión de algunos, narrativas que reproducen actores que no aceptan la derrota. En la última década, todos los partidos, sin excepción, al perder una elección han acusado fraude y culparon a las autoridades electorales. Todos han usado ese discurso, el cual alimenta las desconfianzas.
También se debe a noticias falsas: se dijo, por ejemplo, que yo había comido con alguien que hoy busca hacer un partido, y es falso, pero genera esa antipatía.
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¿Acusan al árbitro para evadir alguna responsabilidad? ¿Es porque no ganan?
—Algunos actores políticos no asumen la responsabilidad sobre los resultados. Es mucho más fácil aseverar que la cancha no está pareja o que las autoridades no actúan.
El INE ha atendido críticas y ha corregido, acusarlo no es perverso, pero hay información falsa.
Además, se menosprecia que de 2015 a 2019, el INE ha organizado 198 elecciones y en 60% ha habido alternancia, evidencia de condiciones democráticas que refuta interpretaciones de algunos intelectuales orgánicos, las cuales señalan que en México, el 1 de julio de 2018, llegó la democracia. Es falsa esa idea creacionista: ya había condiciones democráticas, por eso hubo alternancia.
¿El Presidente siembra la sospecha de fraude al decir que será “guardián de la democracia”?
—No se ha sembrado la sospecha de fraude. Creo que es un mensaje a sus subordinados de que no va a permitir que intervengan en las elecciones, y si ocurre, va a denunciar ante el INE y la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE).
Decir que va a respetarlos es un mensaje poderoso: habla de un jefe de Estado que va a garantizar el orden constitucional y, como cualquier ciudadano, va a denunciar.
Eso disipa dudas de que él podría, eventualmente, sustituir a las autoridades electorales. No es así, y celebro su claridad, porque respeta el rol que la Constitución da a los mandos electorales.
Por nuestra parte, vigilaremos que desde la Presidencia de la República hasta una municipal no se vulneren las reglas, entre ellas las de imparcialidad. Sin embargo, el mensaje del 1 de julio clarifica mucho.
¿Pero no los debilita como institución o los margina?
—No, al contrario. El Presidente va a denunciar ante el INE y la FEPADE. Una intromisión o una sustitución habría sido decir que va a sancionar, porque no puede.
La Cámara de Diputados elegirá cuatro nuevos consejeros del INE, y Morena y aliados tienen mayoría calificada. Podrían decidir solos, ¿hay ese riesgo?
—Las designaciones son un momento muy delicado de las instituciones autónomas, porque una mala decisión puede dañar la credibilidad pública y la confianza en torno al árbitro de las elecciones, el INE. La respuesta es sí, ya lo vivimos en 2003 con una decisión mal procesada cuando se sustituyó a todo el IFE, pues se mermó la credibilidad. No hablo de nombres, sino del proceso.
Por eso es muy importante que los diputados actúen con mucha responsabilidad, porque si prevalece la lógica del mayoriteo —tengo los números y por tanto decido a quien yo quiera—, se va a romper una de las dos reglas no escritas pero indispensables: que las normas del sistema democrático y el árbitro tengan amplísimo consenso.
La experiencia nos dice que las reglas requieren consenso porque los comprometen a jugar con ellas, pero si se imponen, la minoría puede acusar que son injustas.
Lo mismo para los árbitros: la designación es tan relevante que debe tener el consenso unánime, generalizado, no sólo los números.
Por eso, aunque jurídicamente bastan dos terceras partes, creo que se tienen que hacer esfuerzos para construir consensos. Hasta ahora, el procedimiento va por buen camino. Ojalá continúe así.
Puede echarse a perder, por supuesto, y por eso es importante apelar a la responsabilidad.
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¿Teme que Morena vaya por cuatro consejeros afines? Hay autónomos en los que ha designado simpatizantes.
—Del INE depende la legitimidad y la credibilidad política de las elecciones y de quienes serán electos. Los diputados que van a designar a cuatro consejeros probablemente busquen la reelección, por eso confío en que privilegiarán consensos, porque nadie, creo, va a apostar a crear un problema de legitimidad de origen por las designaciones.
Confío en que van a estar a la altura del reto, en que serán perfiles idóneos y en que el INE se refrescará con visiones nuevas.
Estos colegas estoy seguro de que no van a actuar como correas de transmisión. En el pasado ha habido quienes sí han actuado así y no han estado a la altura del cargo, pero en este caso no: entre los 60 aspirantes que serán entrevistados hay nombres de primer nivel.
¿Podrían hacerle contrapeso? Se dice que Morena va por la presidencia del INE aunque legalmente no puede.
—Tengo el mandato de la Cámara de Diputados hasta 2023, mientras no se reforme la Constitución Política. No obstante, en el INE no hay bloques o mayorías predefinidas: la gobernabilidad se construye caso por caso. Es hasta vulgar decir que hay bloques monolíticos. Siempre construimos colegiadamente.
El Titular del Ejecutivo critica supuestos derroches del INE y se anticipa otro recorte al gasto, aunque la elección se encarecerá por la pandemia de Covid-19.
—Si ha habido derroches, que me digan dónde. Somos el primer autónomo donde operó un Órgano Interno de Control (OIC) con gran dosis de autonomía, y cuando se habla de derroches se habla de gastos no necesarios, pero hemos tenido uno más racional, transparente y pulcro, además, muchas observaciones de la OIC se han tomado en cuenta.
Por la pandemia el país tendrá falta de recursos y de crecimiento, y en el INE seremos solidarios y muy responsables con el gasto de 2021.
Será una elección más grande que la de 2018; el padrón podría llegar a 95 millones de electores, 5 millones más, y eso dispara número de casillas y funcionarios electorales. Es decir, serán más los cargos en disputa que en 2018.
A pesar de esto, queremos que no cuesten más que las de 2018, aunque ésas fueron más chicas, y el procedimiento no podrá ser como antes, por el coronavirus. Sólo las medidas sanitarias incrementarán costos en cubrebocas, caretas y gel sanitizante para evitar contagios, pero se justificará cada peso solicitado.
¿Plantearán que no se puede ahorrar? ¿Y si hay recorte?
—Ahorrar sí es posible, pero no poner en riesgo la salud. Estamos por acotar gastos, aquí nadie está peleado con la austeridad, pero por un tema económico no pueden arriesgarse ni la salud de los mexicanos ni unas elecciones confiables.