La iglesia católica condenó los feminicidios y las diversas formas de violencia contra la mujer, así como lo cotidiano que se ha vuelto escuchar noticias sobre agresiones a las mujeres y la impunidad alrededor de éstas.

“Nos lamentamos por las terribles y dolorosas noticias sobre feminicidios y la violencia contra las mujeres . En un ambiente de deterioro social cotidiano, se han suscitado actos de terrible agresión y de vergonzosa impunidad. Hay que cambiar esta cultura en la que la mujer puede ser motivo de desprecio y muerte”.

El editorial “La violencia contra la mujer es degradación de la humanidad”, publicado en el semanario Desde la Fe, señaló que los crecientes actos de violencia en contra de este género ha suscitado acciones como la separación de hombres y mujeres en el transporte público, lo que desde su perspectiva no debería ser así, puesto que todos deberíamos convivir sin ser agredidos.

“Si alguien sube al transporte público de la Ciudad de México, es probable que note que algo anda mal. La separación de hombres y de mujeres es exigida en varios medios de transporte, como el metro y metrobús. En algunos lugares es posible ver autobuses exclusivos para el uso de mujeres y personas mayores. En los vagones del tren ligero hay letreros con imágenes para disuadir el acoso entre menores”.

Para la iglesia católica estas medidas son el reflejo de que la sociedad no está bien y aislar a las mujeres no es lo ideal, sino una señal de enfermedad. “Aunque está separación busca disminuir las vejaciones contra las mujeres, esto solo es un indicio que nuestra sociedad está enferma, sin embargo, mujeres y hombres fuimos creados por Dios, con idéntica dignidad”, resaltó el artículo.

Agregó que cuando un hombre maltrata a una mujer se degrada a sí mismo, además de que este tipo de comportamiento es sinónimo de falta de valores y humanidad. “Cuando un hombre se comporta de una manera tan lamentable y cobarde degrada su humanidad. El hombre descubre su identidad gracias a que se reconoce con la misma dignidad, pero también distinto de ella”.

El texto enfatizó que la mujer suele ser el núcleo de las familias y que entre todos deberíamos cuidar por el bienestar de este género. “Todos hemos nacido de una mujer. Su amor y sus cuidados han sido fundamentales para sobrevivir, crecer y desarrollarnos”.

Para sanar a nuestra sociedad, la arquidiócesis de México llamó al respeto al prójimo, en especial hacia las mujeres.

“Sanarnos de la podredumbre en la que se dificulta la convivencia cotidiana, mujeres y hombres debemos ser educados y formados, desde la infancia y a lo largo de toda la vida, en el respeto y la complementariedad, en este sentido, la familia es fundamental”, finalizó.

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