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Angélica Escoto es una fotógrafa y artista fronteriza que ha retratado durante 15 años de su carrera a las quinceañeras de raíz mexicana que viven “al otro lado”, en San Diego, California, además de capturar la naturaleza del desierto y mar de Baja California con una mirada mágica, así como detalles de la vida cotidiana de Tijuana, un área de paso migrante.
En el marco de su beca William Male Foundation en San Diego, California 2023 y su próxima exhibición colectiva llamada Espacios & Lines, que se expondrá durante todo 2024 en el Aeropuerto Internacional de San Diego, platicamos con ella sobre su trayectoria.
De álbum fotográfico de quinceañeras a documental
Para Angélica, ser fotógrafa de quinceañeras empezó como la alternativa para trabajar los fines de semana sin descuidar a su familia. “Yo ocupaba trabajar, invertí 100 dólares en un periódico latino durante cuatro meses para anunciarme como fotógrafa de fiestas. Ya llevo 15 años haciendo esto”, comenta la también egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Conforme fue capturando momentos familiares, estuvo en diferentes talleres que la llevaron a profundizar y hacer un lenguaje propio, no sólo con las quinceañeras, también con autorretratos y su relación con el mar bajacaliforniano, del cual ella es parte al nadar y tener una segunda casa en Bahía de los Ángeles, lugar que frecuenta por largas temporadas sola, como parte del trabajo de explorar el territorio y a sí misma.
“Cada taller que tomé me ayudó a afilar el colmillo, aunque a veces salía deprimida porque no sabía cómo hacer lo que tenía en mente, pero poco a poco se fueron abriendo ventas que pulieron mi trabajo y sobre todo a saber editarlo, porque muchas veces tienes muchas imágenes y hay que elegir, empoderarlas, contar una historia, hacerle un texto o un video, elegir en dónde la quieres ver, si en un museo, un libro o qué espacio”, comparte quien de sus maestros de la imagen remarca la labor de Elsa Medina y Javier Ramírez Limón, pionero en la fotografía contemporánea en el norte del país.
El documental
Su archivo de quinceañeras que ha expuesto en diferentes ocasiones bajo el título Ellas no bailan solas, y el seguimiento que le ha dado a ciertas quinceañeras, la animó a realizar un documental donde cuenta un antes y un después de esta fiesta en la vida de las cumpleañeras, es una continuidad. “Fue una causalidad. Me encontré a una de ellas en Tijuana tiempo después, y de ahí surgió la idea de entrevistarlas. En el documental que ahorita está en proceso de edición hay tres personajes”, refiere.
El audiovisual se compone de tres historias distintas en donde el final no es aquel que ella capturó con su cámara durante sus fiestas de XV años. “Una de ellas perdió un brazo, creo que ella es la más feliz. Su papá tiene una librería en Tijuana, ahí ella imparte un círculo de lectura con una gran convocatoria. La segunda es mamá soltera y vive con los papás, ella se ve muy triste para tener 30 años de edad. La tercera no quiso hablar conmigo, pero a través de conocidos supe que terminó estudiando para asistente de médico y cuida viejitos. Se la pasa encerrada con ellos involucrándose emocionalmente y sufre cuando se van”, explica.
Ella, el desierto y las ballenas
Al ser una habitante de la península, la narrativa que ha logrado dedicar al desierto-mar es un seguimiento de ballenas en su vida cotidiana, las que están varadas y los fósiles que ha encontrado en viajes y alrededor de su propiedad.
“Me ha tocado hacer la foto, regresar por ella, buscarla e investigar conceptos de geología, biología y antropología que complementen lo que estoy realizando”, explica Angélica, quien entiende que las ballenas han tenido un proceso que empezó en la tierra y que ahora está en el mar.
“Primero fueron una especie de lobos e hipopótamos, que después se sumergieron en el mar y tras generaciones perdieron la última parte de la columna vertebral, el coxis”, comenta la fotógrafa, quien por 18 años ha estado entrenando nado durante todos los días, una práctica que le da la confianza de adentrarse al mar de Cortés cada vez con más distancia. “Cuado nado no pienso en la imagen, más bien es una reflexión sobre su inmensidad, es lo más cercano a iluminarme”, explica.
El clóset caminante
Otro proyecto que trabajó a la par de los dos anteriores fueron The Walking Closet y Shopping in Tijuana, series de retratos de ropa y objetos de segundo uso, todo retratado con Hasselblad, una cámara de formato de película de 120. “Lo hice hace 10 años, fue algo rápido, pero lo suficientemente interesante para atrapar la atención de la gente. Con esto me catapulté como artista. El Centro Cultural de Tijuana lo exhibió de manera individual en el pasillo del teatro”, dice Angélica, quien con este trabajo busca explicar que México es la letrina de Estados Unidos en donde dejan lo que no quieren, y la ropa no es la excepción.