José Luis Ramírez López, un jornalero originario de Tecomán, Colima, se iba a casar el próximo 14 de febrero, pero una “” terminó el sábado con su vida cuando trabajaba en una huerta de limón en Santa Ana Amatlán, comunidad del municipio de Buenavista Tomatlán, en la de Michoacán.

Tenía 42 años y esperaba la fecha con ilusión para colocarle el anillo a Aidé, la mujer con quien vivió en unión libre y arropó con su apellido a una niña de ella.

“Ellos esperaban la fecha, el 14 de febrero, para casarse, tenían todo planeado, todo organizado. Su mujer estaba muy ilusionada porque querían casarse como debe de ser. Estaban esperando nada más ese día”, señala una de sus hermanas en condición anonimato.

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Desde el año pasado se quería casar, pero prefirió esperarse debido a que los enfrentamientos entre Los Viagras y el grupo criminal de Tepalcatepec aumentaron la violencia en la localidad de Santa Ana Amatlán. Después de contraer matrimonio y de que concluyera la temporada de limón, José Luis pensaba en viajar a Tecomán para ver a sus padres, ya que uno de ellos está recién operado.

Sin embargo, sus sueños e ilusiones de tener una familia quedaron coartados, al pisar una mina cuando azadoneaba en la huerta Piedras Paradas, cuya explosión alcanzó al niño Pablo, su compañero jornalero, quien también murió en los campos minados del crimen organizado en Michoacán.

Su hermana relató a EL UNIVERSAL que José Luis no iba seguido a trabajar a esa parcela de más de 200 hectáreas, pero que esta semana prefirió ir y, lamentablemente, dijo al borde del llanto, ahí le tocó la explosión de una mina.

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Recuerda que José Luis era muy alegre, risueño con todos y amable. Incluso refirió que él trabajaba en diversos lados, siempre como cortador de limón, un oficio al que se ha dedicado por años su familia.

“Fue un muchacho trabajador desde niño, campesino. Nuestro padre nos enseñó a trabajar de manera honesta. Era un hermano que trataba de salir adelante, sacar adelante a mis padres porque ellos ya están grandes, incluso uno de ellos está recién operado y él mandaba dinero para allá, para apoyarlos”.

Dijo que hace 18 años llegaron a Santa Ana Amatlán, procedentes de Tecomán, porque ahí se pagaba bien el corte de limón, lo que ya no ocurre pues actualmente ganan alrededor de 350 pesos diarios en el corte, regando o limpiando los árboles de limón en la huerta.

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“Toda mi familia somos jornaleros, trabajamos en el campo y con lo que ganamos al día seguimos adelante. Ahorita es muy difícil en Santa Ana Amatlán, cambió mucho, el corte de limón ya no es lo mismo y es difícil salir adelante”.

Ante ello, afirmó, evalúa con su familia regresarse a Tecomán, porque “no estamos seguros de en qué momento va a suceder otra explosión. Cómo esperar este golpe de mi hermano, que estando trabajando le haya tocado, ahí va mi marido también y mis dos hijos”.

Mañana a mediodía se realizará el sepelio de José Luis.

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