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Alexis Eenders, joven emprendedor de 23 años, es estudiante del último semestre de la carrera de Publicidad en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y se desempeña como restaurador y personalizador de tenis.
Eenders empezó a reparar los tenis después de que se desgastaron sus favoritos por el uso; entonces, buscó en TikTok cómo “revivirlos”, pero para entonces ya los había vendido.
Después, tras otro par de tenis dañado, comenzó a practicar la restauración con frecuencia, y fue en ese momento cuando pensó que lo que hacía le podía funcionar a la gente. Lo publicó en su cuenta personal de Instagram (byeendersito), y así comenzaron a llegar pares de tenis para restaurar. Algunos se los donaban sus amigos, quienes al ver el resultado lo recomendaron y hoy lleva un año dedicado a este oficio.
La mayoría de las contrataciones arriban a través de su cuenta de Instagram. Su servicio va desde la limpieza, que implica el aseo de las suelas, plantillas y del interior; la restauración o cambio de color; la sanación de grietas y de pieles, además de la personalización, que engloba todos los procesos “para que los tenis queden como nuevos”.
Con la restauración, los tenis pueden tener hasta otro año de vida útil, a reserva del uso y de “como los cuides”. Los costos, aunque accesibles, varían, pues la restauración va desde 350 a 550 pesos, según su estado, mientras que la personalización va de los 200 a los 2 mil pesos, de acuerdo con el diseño.
Por su trabajo, Alexis se apropió del cuarto de lavado de su casa, “donde se hace la magia”, además de que “me inspira para poder salir y tener un lugar más grande”, apunta. Es un cuarto pequeño, donde aparte de una lavadora y un lavadero tiene un escritorio con sus materiales de trabajo y un mueble donde coloca los tenis que recibe.
A la semana le llegan un promedio de ocho pares de tenis, mismos que generalmente son para limpiar y restaurar. Para esa labor, el tiempo a invertir depende del estado del calzado; sin embargo, para una personalización el tiempo puede ir desde un día, si se trata de diseñar un nombre; semana y media, si se trabaja un cambio de color y hasta dos o tres semanas si el diseño implica dibujos, con la finalidad de que queden perfectos.
Para los servicios que ofrece, la manipulación del calzado no es la misma, “porque no todas las limpiezas se trabajan igual”, pues interviene pares desde gama alta, como los de las marcas Dolce & Gabbana y Louis Vuitton, hasta gama promedio. En cualquiera de los casos, si se llega a presentar algún inconveniente con el pedido, Alexis se responsabiliza a reembolsar o rehacer el trabajo, “porque lo veo como si yo fuera el cliente”.
La entrega del trabajo terminado la realiza en cualquier punto de la Ciudad de México y del Estado de México, y pese a que existe competencia, no la ve como un peligro, pues su ventaja sobre el resto son sus precios accesibles, lo que le permite ganar más terreno en el negocio. Aunque al principio de su emprendimiento consideraba que “regalaba su trabajo para darse a conocer”, hoy le resulta remunerable y se siente feliz, “porque me entretengo, soy una persona que hace muchas cosas, que se mueve mucho. Entonces ahí me entretengo”, subraya.
Se reconoce como un emprendedor, “porque inicié con poquito, uno o dos pares a la semana, lo que te desanima bastante, pero ahorita aproximadamente me llegan 10, 15, 20 [pares], y lo hago yo solo”; sin embargo, admite que la tarea “es tediosa, difícil, porque no es tan fácil como te lo pintan, de ‘haz esto y al día siguiente te va a ir bien’, es trabajar y trabajar”.
Su familia lo apoya y están contentos con su labor, incluso, “hasta me dan sus tenis para que les salga gratis”. Lo inspiran sus padres, quienes pese a su poca instrucción académica también emprendieron en el mundo de la barbería y el estilismo “y me enseñaron a no rendirme y a seguir en mi camino”. A unos meses de terminar su carrera universitaria, Alexis tiene claros sus planes a futuro: no abandonar su negocio, sino combinarlo con su labor profesional y esperar a que el tiempo lo guíe para saber cómo escalar su trabajo, “pues confío en que va a llegar un punto en el que ya no pueda manejarme solo y esa es una de mis metas”.
A sus 23 años, no duda de que es un joven que podría inspirar a otros chicos a emprender un negocio, “a hacer algo que les guste y trabajar en eso”. A los otros, que como él tomaron el camino del emprendimiento, les dice que “no se rindan, porque obviamente al inicio es duro, pero la clave es la constancia y que te guste”, asegura.