Desde el 25 de julio de 2024 el panorama de la seguridad en México se ha reconfigurado. De acuerdo con especialistas en la materia y en política, la entrega de a Estados Unidos dio al gobierno federal la coyuntura perfecta para cambiar la estrategia de “abrazos, no balazos” de la administración anterior y enfocar los esfuerzos en desarmar a una de las organizaciones más poderosas del tráfico de drogas.

Consultados por EL UNIVERSAL, los expertos consideraron que algunos aspectos relevantes en el cambio de la estrategia de seguridad se explican en otra premisa: el ya no es el que se conocía antes de la entrega de El Mayo y la traición que supuso entre sus integrantes.

Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, confirmó el domingo que el gobierno federal mantiene como “objetivos prioritarios” detener y extraditar a los hijos de El Mayo y de El Chapo, quienes sumieron a Sinaloa en una crisis de violencia desde septiembre del año pasado: Iván Archivado, Jesús Alfredo Guzmán Salazar e Ismael Zambada.

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A este cambio de estrategia se suman las presiones del gobierno federal de Estados Unidos, con la presidencia de Donald Trump, para que México haga su parte en la contención del tráfico de fentanilo, una de las sustancias que principalmente comercializa el Cártel de Sinaloa.

Los analistas, pertenecientes a varios centros de investigación, coindicen en que a Estados Unidos le conviene que México busque debilitar al Cártel de Sinaloa, mientras que al gobierno mexicano le beneficia presumir resultados y sostener una buena relación con el país vecino, por lo que continuará la ofensiva contra esa organización criminal.

Caída de El Mayo, como anillo al dedo para Claudia Sheinbaum

El 4 de julio de 2024 la entonces presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció que Omar García Harfuch sería su próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. De acuerdo con Vidal Fernando Romero, profesor investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), desde esa decisión la hoy Mandataria cortaba con la política que manejó su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.

“Desde el nombramiento de Harfuch ya la señal era que las cosas iban a cambiar (…) ya apuntaba a que iba a ser un gobierno mucho más proactivo en términos de seguridad relacionada con crimen organizado. Y la captura de El Mayo lo que hace es por reforzar esto. Entonces, creo que no le vino tan mal al gobierno mexicano, al contrario”, comentó Vidal Romero.

Aunque la entrega de El Mayo Zambada a Estados Unidos se dio el 25 de julio de 2024, los enfrentamientos y la escalada de violencia en Sinaloa comenzaron el 9 de septiembre, cuando se registraron choques armados en Culiacán y los municipios vecinos de Costa Rica, El Dorado y Elota.

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Armando Rodríguez Luna, profesor investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), consideró que el incremento de la violencia en Sinaloa y el tiempo que tardó en darse le dio a la presidenta Sheinbaum el pretexto perfecto para cambiar la política de combate al crimen organizado.

“El inicio de las hostilidades en Sinaloa le dio una muy buena justificación al gobierno actual para cambiar la política de seguridad y el cambio ha sido muy relevante. Primero, porque volcaron sus esfuerzos en desplegar elementos de seguridad y, segundo, porque devolvieron los objetivos prioritarios al mapa, como no ocurrió en el sexenio anterior”, indicó Rodríguez Luna.

Los cambios en la estrategia de seguridad

Este año, luego de la caída de El Mayo Zambada, ha estado marcado, sobre todo, por los cambios a la estrategia de seguridad del gobierno de Sheinbaum Pardo.

De acuerdo con Romero, aunque las autoridades lo hayan negado al principio, el hecho de que exista una lista de objetivos prioritarios y se haya extraditado a diversos líderes criminales a Estados Unidos recuerda la estrategia que sostenía el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, entre 2006 y 2012.

Además, de acuerdo con Alberto Aziz, columnista de EL UNIVERSAL y profesor investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), las presiones de Estados Unidos gracias a la información obtenida tras la entrega de El Mayo y la extradición de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, hacen que el gobierno mexicano no pretenda bajar la guardia en el combate al Cártel de Sinaloa.

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“Un factor importantísimo es que la estrategia de parte de Estados Unidos es capturar al capo o pedirlo en extradición, establecer todo un proceso jurídico de negociación con ellos, allegarse de información relevante y ejercer presión política para que la maquinaria del gobierno mexicano trabaje en el mismo objetivo”, aseguró Aziz.

Cártel de Sinaloa: el ocaso

Con respecto al Cártel de Sinaloa, los analistas entrevistados coincidieron en que se está debilitando por las acciones del gobierno, pero primordialmente por las pugnas en su interior.

Algunos consideran que los impactos a un año de la entrega de Ismael El Mayo Zambada todavía no son del todo visibles en las ganancias del cártel, pero lo serán en un par de años.

De acuerdo con Teresa Martínez, profesora de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, pasará algún tiempo antes de que se pueda ver qué organización sucederá al Cártel de Sinaloa y si finalmente las facciones de La Mayiza y Los Chapitos se organizarán como dos cárteles diferentes.

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“Todavía no terminamos de ver cómo se asienta este cártel. Otro fue el Cártel de Sinaloa y me parece que difícilmente ya podemos hablar de un Cártel de Sinaloa, porque esas dos facciones empiezan a tomar cuerpo por sí solas, al menos en Sinaloa”, expresó la especialista en seguridad entrevistada.

Alberto Aziz consideró que, efectivamente, aunque se conoce la pugna interna en el Cártel de Sinaloa, aún es poco el tiempo para conocer si está afectando sus negocios como organización criminal.

“Supuestamente se estaría debilitando el famoso Cártel de Sinaloa, pero en realidad hay todavía poca información de lo que pueda estar sucediendo hacia dentro de la organización.

“Lo que sabemos son los enfrentamientos, el número de muertos, las balaceras, pero, lejos de dar luz, eso sólo genera incertidumbre en términos de lo que nos importa como sociedad: ¿cuándo va a empezar a disminuir de forma importante y significativa la violencia en estos territorios?”, consideró.

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Las oportunidades del CJNG

Teresa Martínez comentó que cuando una organización criminal se confronta en su interior se abre una ranura que da pie a otras organizaciones para colarse en sus actividades ilícitas.

“Este reacomodo forzado del Cártel de Sinaloa es un espacio de ventaja tanto para el gobierno como para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), por eso los esfuerzos federales en materia de seguridad también se enfocan más en dañar a esta última organización, para evitar que se cuelen en esa ranura”, dijo.

Armando Rodríguez consideró que si bien el Cártel de Sinaloa se ha venido debilitando mucho a partir de la entrega de Ismael Zambada a EU, sigue funcionando en sus negocios y eso llevará a que en unos dos años se logre ver a dos organizaciones distintas, emanadas del mismo grupo criminal.

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“Me parece que, en el transcurso de uno o dos años, las acciones del gobierno federal van a determinar si tendremos a un grupo o dos con esta gran capacidad de control territorial en el país y de alcance transnacional, que es una de las particularidades que tiene el Cártel de Sinaloa”, indicó.

Precisó que el CJNG tal vez no está preparado en cuanto a relaciones internacionales, como sí las tiene el Cártel de Sinaloa, pero eso no significa que no considere entrar en alguno de los espacios que descuiden Los Chapitos y La Mayiza por su lucha interna.

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