Daniel Alexander y Ana Sofía son dos jóvenes que obtuvieron puntaje perfecto en su examen de ingreso al bachillerato en el IPN. En entrevista con EL UNIVERSAL, los aspirantes contaron lo que significó este logro en su vida a su corta edad, lo que esperan del instituto durante su estancia en el bachillerato y también revelaron qué carrera les gustaría estudiar en el futuro.
Daniel Alexander eligió el IPN “porque es la mejor escuela y no hay ninguna como él”. Para el joven, este logro ha sido muy importante, “porque muy pocas personas lo consiguen y no cualquiera es capaz de obtener un puntaje perfecto”.
A sus 16 años ya ha pensado qué carrera le gustaría estudiar: Programación, “porque es algo que me apasiona, que me gusta mucho”, por lo que espera que el instituto le brinde la oportunidad de estudiar esa carrera a futuro y lograr su meta, “porque el IPN es una institución muy grande, fuerte y presente en todo México”.
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Si bien a primera vista el examen le pareció fácil, Daniel empezó a tomar un curso en línea ocho meses antes de su prueba de admisión, al que, para asegurar un buen resultado, dedicaba horas extras de estudio después de la escuela.
Para él, uno de los mayores retos a enfrentar en esta nueva etapa que comienza será adaptarse al transporte y a los largos trayectos para acudir al plantel, pues vive en Ecatepec, así como a la exigencia de los profesores y mantener buenas calificaciones en sus materias para seguir avanzando y no presentar extraordinarios.
A esos jóvenes que no obtuvieron un buen resultado en el examen y a los que lo presentarán el próximo año, Daniel les dice que se sigan esforzando y que no se den por vencidos, “porque al final todo ese esfuerzo tiene su recompensa y vale totalmente la pena”.
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Para Ariana y Gonzalo, padres de Daniel, este logro ha representado un “premio al esfuerzo de todos, porque como familia te dedicas a educarlos y cuando ves estos resultados es porque el esfuerzo que tú haces se ve reflejado en ellos”.
Ellos coinciden en que con la entrada de su hijo al bachillerato, también vienen retos a enfrentar como padres, como saber acompañarlo, “porque posiblemente se le faciliten las cosas, pero si en algún momento se atora o se le complica algo, hay que buscar el modo de ayudarlo para que salga bien librado de esos problemas que se le puedan presentar”.
Además, aconsejan a Daniel “seguir siendo constante, responsable, dedicado y estudioso, como lo ha sido siempre, y que sepa que tiene toda la confianza del mundo para que, si surge cualquier problema, lo comente con nosotros”.
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Confianza y ser uno mismo, la fórmula
Ana Sofía optó por el IPN, “porque siempre quise estar ahí y toda mi familia ha estudiado y estudia en el instituto”. No obstante, pese a sus deseos y las recomendaciones familiares, lo que terminó por convencerla fue acudir a la feria de carreras.
Aunque confiesa que no esperaba obtener el puntaje perfecto en el examen, para ella este logro ha significado alegría y satisfacción, “porque mi objetivo desde el principio fue quedarme en mi primera opción, el Cecyt 9, y veo que todo el esfuerzo finalmente valió la pena”.
A sus 16 años, Ana Sofía tiene claro qué le gustaría estudiar en el futuro: Ingeniería en Inteligencia Artificial, recientemente incorporada a la Escuela Superior de Cómputo (Escom), “entonces, qué mejor lugar que el Instituto Politécnico Nacional”.
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Para ella, sus padres fueron una parte imprescindible para lograr el puntaje perfecto, “por eso creo que este logro no solamente es mío, sino también de todas aquellas personas que me han ayudado, sobre todo mis padres y mi familia”.
Para el examen ella se preparó con un curso los fines de semana, lo que sumado a su estudio personal, le ayudó a reforzar esos temas que no le quedaban completamente claros e, incluso, aquellos que ya había olvidado.
Durante su preparación también hubo espacio para la relajación y la diversión, pues entre sus hobbies se encuentran nadar, cocinar, pintar, escuchar música, tocar la guitarra eléctrica y ver series.
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A los aspirantes que como ella consiguieron asegurar un lugar en su primera opción, Ana Sofía les desea éxito en esta etapa que comienza, y a aquellos jóvenes que próximamente lo presentarán les dice que confíen en sí mismos, “porque lo más importante es que estemos seguros de nosotros mismos, eso va a hacer la diferencia”.
Además, les revela su fórmula del éxito: ser uno mismo, buscar lo que les haga feliz y tener confianza en sí mismos, “porque con ello podemos quedarnos en esa institución que queremos y también podemos lograr nuestros sueños”.
Para ella, uno de los mayores desafíos a enfrentar en esta nueva etapa será mantenerse enfocada, cumplir con sus materias y tareas y obtener un buen promedio “para, por fin, entrar a la carrera que yo quiera”.
Para Angélica, madre de Ana Sofía, esta nueva etapa significará “acompañarla en sus proyectos, metas y, si tiene alguna caída, estar ahí para elevarla, para decirle, ‘tú puedes, tú sabes’ y que se sienta segura”.
“Siempre le he dicho a mi hija ‘tú sé feliz, no quiero 10, nada más quiero que seas feliz y que aprendas. Con eso es suficiente’”, relata.
Para ella, una de sus prioridades para con su hija será darle tiempo de calidad, “acompañarla incluso en sus desvelos, porque, aunque como padres también tenemos trabajo, siempre debemos apartar tiempo para ellos”.