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La activista Rosario Ibarra, quien recibió la Medalla Belisario Domínguez por parte del Senado, le dio la custodia de la presea al presidente Andrés Manuel López Obrador como compromiso de que él hará justicia por las víctimas de los desaparecidos y combatirá la impunidad, ignominia y perversidad de los gobiernos anteriores.
“Querido y respetado amigo: Dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento, y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, con la certeza de que la justicia anhe- lada por fin los ha cubierto con su velo protector”, expresó en voz de su hija Claudia Piedra Ibarra.
La excandidata presidencial y exsenadora del Partido del Trabajo (PT) sostuvo que las familias del Comité Eureka siguen igual que hace tantos años y no sólo porque continúen en la búsqueda de los suyos, sino porque “seguimos recibiendo escarnio y burla de los funcionarios”.
María del Rosario Ibarra de la Garza, mejor conocida como Rosario Ibarra de Piedra, no acudió a recibir la medalla a la antigua sede del Senado, la Casona de Xicoténcatl, por motivos de salud; sin embargo, sus hijas, Claudia y Rosario, fueron las encargadas de tomar la presea y de leer un discurso en su nombre.
En la carta que envió la nominada al Premio Nobel de la Paz, y al retomar las palabras de su nieto, dijo que ha pasado casi un año del inicio del gobierno de López Obrador, el cual era añorado y con el que no habría ningún obstáculo que salvar o acuerdo que negociar para encontrar a sus desaparecidos, pero no ha sucedido de esa manera. Por ello, indicó, la ira de su nieto es justa, pues no ha terminado la angustia que tanto los agobia, y que poco a poco les ha aniquilado su existencia.
Rosario Ibarra afirmó en su mensaje que el puñal clavado tan profundo por los malos gobiernos tal vez sea retirado, pero que la herida abierta sólo dejará de sangrar cuando “sepamos dónde están los nuestros”, e incluso así, dijo, quedará por siempre una cicatriz indeleble que les recordará lo sufrido y que no permitirá que su conciencia se aquiete mientras haya injusticia.
La presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández, pidió entonces a los senadores ponerse de pie para entregar junto con el Mandatario la presea a Rosario Piedra Ibarra, quien en nombre de su madre recibió la Orden Mexicana de la Medalla Belisario Domínguez.
Minutos antes, la senadora Ifigenia Martínez (Morena), quien habló en nombre del Senado, indicó que la entrega del galardón a su compañera es un acto de justicia plena para una madre a la que le fue arrebatado su hijo, sin siquiera tener la certeza de su destino.
Afirmó que Ibarra de Piedra está plenamente identificada con las virtudes que distinguieron al senador Belisario Domínguez, quien ofrendó su vida en defensa de sus ideales lo que lo llevó, agregó, a ser un chiapaneco ejemplar.
“Rosario es una mujer símbolo, que ha hecho de la ausencia de su hijo, Jesús, una bandera permanente en favor del derecho, la justicia y la disidencia democrática, es un caso paradigmático. Por eso fue elegida para recibir la presea y es motivo de orgullo que sea una mujer y madre quien la reciba”, manifestó.
La legisladora recordó que la “tragedia irreparable” que sufrió Rosario Ibarra la lanzó a una búsqueda incansable que comenzó en 1973, cuando su hijo fue detenido bajo la acusación de pertenecer a un grupo armado. Al margen de toda disposición legal, sus captores lo desaparecieron en 1974.
En la sesión solemne, a la que acudió el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, y la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Rojas, también se guardó un minuto de silencio para honrar la memoria de los miembros fallecidos que han recibido la presea.
En la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, el Presidente estuvo acompañado del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón; del senador Manuel Velasco (PVEM); del presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Ricardo Monreal, y familiares de la galardonada, Rosario Ibarra de Piedra.