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Al conmemorarse 56 años de la matanza del 2 de octubre de 1968, integrantes del comité del movimiento estudiantil recalcaron que se debe tener acceso a la justicia, esclarecimiento del caso y garantías para la no repetición de la represión contra los movimientos estudiantiles y/o sociales.
La marcha de ayer inició en la Plaza de las Tres Culturas con algunos integrantes del movimiento de 1968 y cientos de estudiantes de diversas universidades públicas, quienes, dijeron, esperan que se cumpla el decreto para la no represión que firmó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y se publicó en el Diario Oficial de la Federación.
Félix Hernández Gamundi, exlíder del Movimiento Estudiantil 1968, aseguró que la disculpa pública que emitió el Estado mexicano se debe interpretar para todo el país, para todos los movimientos organizados que sufrieron represión y persecución en diferentes momentos en México.
“Lo asumo como una voluntad para avanzar en el acceso a la justicia, el decreto dice que el Estado se compromete a la no repetición y debe abrir los espacios para el acceso a la justicia”, expresó en el Zócalo de la Ciudad de México.
Recalcó que no es la primera ocasión en que hay una disculpa pública de esa naturaleza y destacó que en muchos lugares hay un letrero que recuerda “al heroico movimiento estudiantil de 1968”, igual que en los muros de honor de los Congresos estatales.
Armando Ramírez, integrante del movimiento de 1968, declaró que la disculpa pública que emitió el Estado mexicano es un “juego de ajedrez” y un discurso político manejado al inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum.
“Es el margen de su lenguaje político, viene una propuesta de cambio. Yo siento que es parte de ese juego de ajedrez. La nueva administración, necesita crear una imagen diferente, quizás, a la de [Andrés Manuel] López Obrador”, señaló.
En contraste, al arribar los estudiantes a la Plaza de la Constitución no otorgaron “ni perdón, ni olvido” al gobierno, pese a que ayer por la mañana la nueva Presidenta del país ofreció disculpas por la masacre cometida en Tlatelolco hace 56 años, que dejó al menos 400 estudiantes muertos.
“¡Van a volver, las balas que disparaste van a volver!”, gritaron al tiempo que lanzaron artefactos explosivos a las barreras de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México que resguardaron las calles aledañas al Zócalo en espera de los marchistas.
El bloque negro, que pregonó su rechazo a que las Fuerzas Armadas asesinen estudiantes al considerar que son las culpables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, acompañó al movimiento de estudiantes con un enfrentamiento a piedras y palos contra elementos de seguridad que cercaron el Zócalo.
El choque empezó cuando pisaron Eje Central. Primero lanzaron explosivos de fabricación casera al Palacio Postal y al edificio del Banco de México; después, con palos y piedras rompieron mamparas publicitarias y vitrinas de negocios que saquearon para repartir sus bienes entre las personas que caminaron desde la Plaza de las Tres Culturas hasta Palacio Nacional.
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Ya en la plancha del Zócalo, rompieron con mazos los descansos y el suelo frente al Palacio de Gobierno capitalino para lanzar los restos al agrupamiento de seguridad que resguardaba el recinto.
También arrojaron explosivos de fabricación casera y otros objetos, hecho que provocó que se desatara una pelea a golpes en la que también lanzaron fuego a los policías.
Mientras se pronunciaba el posicionamiento del Comité 68 ProLibertades Democráticas en respuesta a la disculpa pública que ofreció la administración federal, los estudiantes y el bloque negro arreciaban la pelea con palos, aunque recibieron polvo de extintores en la cara como reacción.
Entre insultos y amenazas, al verse rodeados por diferentes agrupaciones policiacas en el corazón de la Ciudad, abandonaron el lugar.