Organizaciones civiles y especialistas en materia educativa aseguran que la eliminación de la prueba de ingreso al bachillerato que aplicaba la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), que será sustituida por el Espacio de Coordinación de Educación Media Superior (Ecoems), creará una mayor desigualdad, dado que por la demanda de algunos planteles tendrán que colocarse en aquellos con una menor calidad en la enseñanza.
Destacan que el gobierno federal antes de pensar en números debió reforzar la enseñanza en ese nivel educativo, el cual registra el mayor abandono escolar. En el ciclo 2022-2023 dejaron sus estudios de bachillerato 580 mil estudiantes inscritos.
“El negro en el arroz es que el nuevo modelo es un sistema que va a favorecer a aquellos que puedan entrar a las preparatorias más demandadas, que son las del Poli y UNAM, y desafortunadamente cuando ellos no puedan entrar ahí, no les van a dar la oportunidad de que ese mérito sea valorado para entrar en una segunda opción que ellos hayan deseado, sino van a entrar a una lista donde quizá ya nada más queden preparatorias o bachilleratos con menor calidad de enseñanza”, comenta Daniel Hernández, académico de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
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Menciona que entre los jóvenes con menor apoyo educativo o menor capital cultural familiar el proceso podría resultar muy complejo por el mecanismo de “primero llega, primero queda”, incluso en las opciones públicas distintas a la Universidad Autónoma de México (UNAM) o al Instituto Politécnico Nacional (IPN).
“Estos jóvenes sólo tendrán la opción de seguir en planteles de ‘baja demanda’ sin importar su esfuerzo académico en secundaria. La pregunta que nadie hace es ¿por qué esos planteles tienen baja demanda? Una respuesta es que las experiencias de aprendizaje en ellos no es la mejor. Y así, esos jóvenes irán a opciones de menor calidad educativa, limitando sus oportunidades de movilidad social derivada de su esfuerzo en la educación”, dice.
Agrega que en el sistema de Comipems se privilegiaba las calificaciones, “y ahora es quien llega primero. Es casi una tómbola, vamos a decirlo así (...)”.
Algunos planteles de bachillerato suelen tener una mayor demanda por los estudios que ofrecen, como el Conalep.
“Quizá los que tengan más interés en seguir para adelante, afortunadamente con mejor mérito, pues van a apuntarse rápido y van a irse al café internet con la mejor conectividad para poder meter sus papeles, etcétera. Esto suponiendo que la plataforma web funcione. ¿Quiénes van a quedar fuera de la selección? (...) aquellos que menos interés tienen, los que menos información tienen. ¿Y quiénes son los que menos información tienen? Los más pobres”, resalta el académico.
Para Juan Alfonso Mejía, exsecretario de Educación Pública en Sinaloa, el gobierno federal se está concentrando más en los números, dejando de lado la trayectoria.
“Se sigue ocultando el problema de fondo: la baja calidad educativa. Muchos de los jóvenes que terminan entrando a preparatoria cuando abandonan, que es 60% en primero de preparatoria, lo hace por frustración, porque no entiende, y no entiende porque tiene una carencia de aprendizajes acumulados. Entonces, lo único que vas a hacer al quitar el examen de Comipems, es seguir volteando hacia otro lado frente a esa carencia. Eso me parece que es muy grave”.
Indica que al desaparecer la prueba del Comipems “se deja la trayectoria de un estudiante en manos de un funcionario público. Y vamos a ver de qué humor está ese funcionario o funcionaria pública. Y entonces ni lo democratizar ni le das mayor transparencia y eso, sin duda, le va a pegar al mérito”.
Uno de cada tres alumnos de bachillerato abandona los estudios por cuestiones económicas; cerca de 27% lo hace porque no le entendió al profesor, y un tercio más porque se frustra. Con esto quiero decir que básicamente dos tercios de los que terminan abandonando la educación media superior es porque tienen una carencia acumulativa”, agregó.
“En el momento en que quitas un examen de esta naturaleza, simplemente sigues ocultando el problema, porque los jóvenes van a seguir llegando con una formación deficiente. Nada más que ahora no les vas a hacer examen. Entonces, van a poder entrar supuestamente más alumnos que seguirán teniendo una carencia acumulativa de aprendizaje”.
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La fundadora y coordinadora de Educación con Rumbo, Paulina Amozurrutia, comenta que la causa por la que se elimina el examen es porque el gobierno sabe de las carencias de aprendizaje de niñas, niños y adolescentes.
“Se está quitando porque el gobierno sabe que han hecho un daño tal a la educación de niños, niños y adolescentes, que ya no tienen los conocimientos para poder tomar este examen y aprobarlo.
“Tomemos en cuenta que la prueba PISA habla de que tenemos el peor nivel educativo en 20 años, y que esta es una herramienta que mide las capacidades a la edad de 15 años, justo entre segundo y tercero de secundaria, por ende, si tenemos el peor nivel educativo en los últimos 20 años, todos esos jóvenes no tienen la capacidad en conocimientos teórico prácticos para poder acceder a la educación media superior”, enfatiza.