Por: Fabrice Deceliere, director general de la Red de Grupo Elektra

En Elektra, nuestra historia de 75 años no se entiende únicamente por los grandes hitos de innovación o por el crecimiento de nuestra red de más de 1,300 tiendas. La verdadera fuerza de la empresa está en quienes la hacen posible: miles de colaboradores que, desde cada comunidad, todos los días ponen en práctica una cultura que tiene al cliente en el centro.

En la Red de Grupo Elektra, donde nuestras tiendas son parte del día a día de las familias, la cultura se vive de manera tangible. Está en la asesora que recibe a un cliente por su nombre porque lo ha atendido durante años; en el gerente que motiva a su equipo a superar las metas; en los grupos de colaboradores que apoyan a comunidades afectadas por un desastre natural. Elektra es mucho más que un lugar de trabajo: es una plataforma de oportunidades donde se aprende, se crece y se transforma. Donde estamos para vivir y crear momentos felices. Y porque esos momentos no ocurren por casualidad, en la Red de Grupo Elektra todos somos creadores de experiencias que marcan la vida de nuestros clientes y de nuestras propias familias.

Nuestra cultura está marcada por convicciones claras. Ser un solo equipo significa trabajar de manera coordinada para lograr objetivos comunes, entendiendo que cada resultado individual impacta en todos. Innovar siempre es no conformarse con lo que ya existe, sino buscar nuevas formas de servir mejor a los clientes, ya sea a través de productos, financiamiento o tecnología. Asumir la responsabilidad de “no sorpresas, no excusas, solo resultados” implica un compromiso con la calidad y la confianza que depositan en nosotros millones de familias.

En Elektra también entendemos que hablar bien de nosotros mismos no es un acto de vanidad, sino de orgullo. Cada colaborador forma parte de una historia de esfuerzo compartido que ha cambiado la manera en que las familias acceden a productos, movilidad y servicios financieros. Ese orgullo se refleja en las conversaciones con clientes, en la forma en que se atienden las necesidades y en la convicción de que nuestro trabajo diario transforma vidas.

El liderazgo constructivo es otra piedra angular de nuestra cultura. No se trata solo de dirigir, sino de inspirar, de formar a otros, de impulsar a las nuevas generaciones a crecer dentro de la empresa. Y detrás de cada liderazgo está el desarrollo de nuestra gente: invertir en capacitación, reconocer el talento, abrir espacios para que cada colaborador pueda crecer y aportar.

Hoy, cuando celebramos 75 años de historia, lo más valioso es constatar que esta cultura se vive en cada rincón de nuestra geografía. Cada tienda, cada equipo, cada interacción con un cliente es la prueba de que en Elektra la visión de generar prosperidad incluyente se construye con hechos, con cercanía y con compromiso.

Nuestro camino hacia el futuro seguirá guiado por la misma convicción: poner al cliente en el centro y trabajar unidos para alcanzar nuevas metas. Porque en Elektra, el motor que nos impulsa no está solo en lo que hacemos, sino en cómo lo hacemos: con pasión, con orgullo y con la certeza de que lo imposible puede convertirse en posible. Y, sobre todo, porque tenemos claro nuestro propósito: crear momentos felices. Ese es el hilo que conecta a miles de colaboradores, la razón de ser de nuestra cultura y la inspiración que marcará los próximos 75 años.

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