Por: Alberto Tanus, CEO de Cobranza y Préstamo Banco Azteca | GS Motos | Presta Prenda

Habían pasado solo cuatro días desde que Otis azotó Acapulco. Acompañado de tres de mis directores, entramos por la puerta trasera de la sucursal de Elektra Cayaco; frente a la laguna de Puerto Marqués. Caminamos a oscuras, entre escombros, vidrios, basura y desechos de todo tipo. No había un solo producto ni estante; se habían robado hasta los plafones, dejando a la vista cables y tuberías.

Entre las sombras que reflejaban nuestras linternas, el panorama era devastador. Al salir, nos encontramos con Jorge, vestido con una camiseta de futbol con el logo de Banco Azteca. “¡Señor Tanus! Yo lo conozco porque nos ha visitado y lo veo en las redes. ¡Qué bueno que vinieron!”, me dijo. “Hago mis rondas para ver quién se aparece y pedir que nos manden palas, escobas y bolsas de basura”. Le pregunté si trabajaba con nosotros. “Soy el gerente”, me respondió.

Le pregunté por su familia, por su vivienda. Habían perdido todo, pero estaban bien. Me explicó que las palas y las escobas las necesitaba para empezar a limpiar “su casa”, se refería a “su Elektra”. “Lo puedo perder todo, menos mi empleo. Tenemos que levantar esto para que nos resurtan producto. Han venido cientos de clientes a preguntar cuándo vamos a abrir. Necesitan efectivo, refrigeradores, aires acondicionados… para cuando regrese la luz. Necesitamos reactivar esto cuanto antes”, me decía preocupado.

Tres Semanas después del devastador Otis, ya estábamos operando al 80%, gracias al trabajo en equipo de miles de personas. Elektra es “la casa” de millones de mexicanos. Mexicanos que se reúnen el domingo para escoger —en familia— su nueva pantalla, su nueva computadora. Elektra es una tienda que ha acompañado de cerca la historia contemporánea de México. Durante tres cuartos de siglo, Elektra ha sido sinónimo de progreso porque ha sabido entender una verdad esencial: el acceso a los productos, a través del préstamo, como una herramienta de movilidad social.

En un país donde la inclusión financiera ha sido históricamente un reto, Elektra demostró que era posible ofrecer préstamos con propósito. Desde sus inicios, entendió que el financiamiento responsable no debía estar reservado a unos cuantos, sino que podía convertirse en un motor de bienestar colectivo. Cada refrigerador, motocicleta o teléfono celular adquirido mediante un préstamo representa más que un producto: es un paso hacia la autonomía económica, hacia la mejora del hogar o el impulso de un negocio familiar.Elektra ha evolucionado de ser una tienda de electrodomésticos a convertirse en un ecosistema de soluciones financieras y comerciales. Hoy combina la cercanía de más de 1,300 sucursales Elektra y más de 6,000 puntos de contacto con el ecosistema de Grupo Salinas entre Banco Azteca, Italika, Presta Prenda y sus plataformas digitales. Esa integración es resultado de una visión clara: servir a millones de mexicanos sin perder la cercanía ni la confianza. La innovación no se mide solo en aplicaciones o productos, sino en la capacidad de entender las necesidades reales de los clientes y ofrecer respuestas que verdaderamente mejoren su vida.

La prosperidad incluyente es más que un eslogan; es una estrategia de desarrollo nacional. Es apostar por un México donde las familias puedan aspirar, construir y vivir una vida mejor. A 75 años de distancia, celebramos una historia de innovación, disciplina y compromiso. Pero, sobre todo, celebramos que la prosperidad no se “reparte”, se construye con trabajo, confianza y convicción.

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