“¿Para qué me iba yo a meter en un problema tan serio?”, dijo Rafael Caro Quintero cuando negó haber ordenado el secuestro, tortura y asesinato de Enrique Camarena Salazar, agente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), infiltrado en México en 1985.
Fue gracias a Kiki Camarena que la DEA descubrió y documentó una red de corrupción y encubrimiento que autoridades mexicanas brindaban al Cártel de Guadalajara, liderado por Caro Quintero en los años 80.
Cuatro décadas después, Caro Quintero, dos veces detenido por el mismo delito, forma parte de la lista de 29 extraditados a Estados Unidos, en medio de las presiones de la administración del presidente Donald Trump al gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo para dar “resultados” en materia de seguridad.
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La relevancia de su extradición, aunque sea cuatro décadas después del asesinato del agente de la DEA, no radica en su poder actual, sino en la importancia que el gobierno de Estados Unidos da ahora a esa agencia federal en la relación con México, según especialistas consultados.
David Suacedo, analista político y de seguridad, sostiene que Enrique Camarena es una “leyenda” en la DEA. En tanto, Armando Rodríguez Luna, académico de la UNAM, considera que con la extradición de Caro Quintero se salda una deuda de honor.
“Su extradición da cuenta de la relevancia de la DEA en este tipo de decisiones, porque es una deuda de honor para la administración tener en sus manos al presunto responsable del asesinato del agente Camarena”, explica.
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El secuestro, tortura y asesinato
Fue con una llave en forma de L que a Kiki Camarena le fracturaron dos veces el cráneo, parte de la tortura a la que fue sometido por miembros del Cártel de Guadalajara, de acuerdo con un parte médico de la entonces Procuraduría General de Justicia de Jalisco.
Camarena fue secuestrado cerca de las 14:00 horas del 7 de febrero afuera del consulado de Estados Unidos en Guadalajara, cuando se dirigía a comer con su esposa. De acuerdo con varias fuentes que han detallado los hechos, lo subieron a un vehículo Volkswagen con rumbo desconocido.
El primero en interrogarlo en la casa de Lope de Vega 881 fue el propio Caro Quintero. Le recriminó los cuatro años en que se ganó su confianza y la de sus socios en la organización: Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, y Miguel Ángel Félix Gallardo, El Jefe de Jefes.
En una entrevista con Proceso publicada en 2022, Caro Quintero lo niega todo e incluso asegura que nunca escuchó “mentar” al Cártel de Guadalajara, sino hasta que se encontró preso.
Pidió perdón a la DEA por la muerte de su agente.
En 2020, el documental The Last Narc insiste en la versión de que Camarena murió por haber descubierto la intervención de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en ingles) en el tráfico de cocaína de México a Estados Unidos y no en venganza por la operación en el rancho El Búfalo de Chihuahua, donde había una plantación de mil hectáreas de marihuana. “Ni organicé ni secuestré, ni maté al señor Camarena […] No tenía por qué, si ya lo habían destruido, pues ya estaba destruido, ¿para qué me iba yo a meter en un problema tan serio con el gobierno de Estados Unidos? Mis respetos para ellos”, dijo Caro Quintero.