“El sistema continúa fallándonos. Es importante exigir que se nos escuche y se nos cuide”, advierte en el , Isabel, quien fue violada por su padre cuando era menor de edad. Junto a ella, ayer marchó Graciela, a quien su expareja no le permite ver a su hijo, y Claudia, quien busca atención médica integral para curar su cáncer de mama, así como Lorena, cuya hija fue víctima de feminicidio y Yoltzin, una .

Igual que esas mujeres, cientos tomaron las calles del Centro de la Ciudad de México para denunciar que la violencia feminicida, las desapariciones, la precariedad laboral, las violencias vicaria, sexual y doméstica, así como el acoso, el desplazamiento forzado y la impunidad institucional mantienen en riesgo la vida y la libertad de mujeres mayores, adultas, jóvenes, niñas y disidencias en el país.

“Salgamos a participar para darnos voz y tomar espacio porque siempre se nos niega. Tomemos las calles, la vida. Marchemos para que lo que sufrimos no quede impune y que nuestras historias tomen el lugar que siempre se nos ha negado.

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Las inconformes subrayaron en la marcha que resistir juntas es la única forma de que se escuche que las violencias, de cualquier tipo, existen y que no van a seguir callando. Foto: Luis Camacho / EL UNIVERSAL
Las inconformes subrayaron en la marcha que resistir juntas es la única forma de que se escuche que las violencias, de cualquier tipo, existen y que no van a seguir callando. Foto: Luis Camacho / EL UNIVERSAL

“No importa de qué manera se haga, lo que vale es que cada vez que podamos estar en una movilización, lo hagamos, porque resistir juntas es la única forma de que se escuche que las violencias, de cualquier tipo, existen y que no vamos a seguir callando lo que nos pasó”, dijo Isabel a EL UNIVERSAL entusiasmada.

Entre paliacates morados, tatuajes temporales del símbolo de Venus y glitter morado, caminaron de la Glorieta de las Mujeres que Luchan con la consigna de que la violencia estructural sigue marcando la vida de mujeres, niñas y disidencias.

Como prueba de que la violencia no sólo persiste, sino que se normaliza y queda impune, recordaron que cada día asesinan a 10 mujeres y que siete de esos crímenes quedan impunes; que 92.5% de las violaciones no recibe castigo y que 99.6% de las mujeres desaparecidas no es localizada con vida, que la violencia vicaria, el acoso sexual, las agresiones domésticas y las desapariciones siguen en aumento y sin una respuesta del Estado y que la falta de acciones claras para prevenir, investigar y sancionar esas violencias evidencia un sistema que no protege y coloca a las mujeres en riesgo permanente.

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Entre los contingentes había mujeres disca, trans, artistas, organismos populares y civiles, activistas y estudiantes. Foto: Osmar Alvarado / EL UNIVERSAL
Entre los contingentes había mujeres disca, trans, artistas, organismos populares y civiles, activistas y estudiantes. Foto: Osmar Alvarado / EL UNIVERSAL

También criticaron las fallas del sistema de justicia al poner en evidencia los vacíos legales que persisten en la tipificación del feminicidio y de su tentativa, así como la tortura institucional que enfrentan las sobrevivientes tras denunciar.

“Las fiscalías no investigan con perspectiva de género. Desde el Ministerio Público hasta las secretarías persiste la corrupción que impide que nuestros casos avancen. Yo no puedo ver a mi hijo desde hace cinco años. Tengo miedo de que su padre me asesine por denunciar violencia vicaria y esta cadena de omisiones sólo facilita que eso pueda pasar”, expresó a EL UNIVERSAL Verónica, víctima de violencia vicaria.

Durante la caminata las mujeres marcharon bajo un cordón de seguridad establecido por los colectivos para evitar agresiones. A su lado, avanzaron integrantes del Bloque Negro que realizaron intervenciones en paredes con pintura en aerosol con las mismas consignas que las mujeres gritaban.

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“¡No que no, sí que sí, ya volvimos a salir!”, repetían eufóricas, entre el humo morado y verde de las bengalas.

A diferencia de otros años, el movimiento se dividió en diferentes bloques que registraron escasa participación, pero que en conjunto alcanzaron la presencia de alrededor de 500 participantes. Por la mañana, buscadoras y familiares de víctimas de feminicidio iniciaron la movilización; luego, mujeres por los derechos reproductivos, mujeres disca, mujeres trans, organizaciones populares y civiles, activistas, artistas y estudiantes.

Pese a la poca convocatoria —en comparación de otros años— el ánimo no decayó y la marea púrpura avanzó por Paseo de la Reforma, avenida Juárez, Eje Central y la calle 5 de Mayo, entre comercios con las cortinas abajo, vallas metálicas de más de tres metros de altura y el temor de transeúntes que esperaban la acción del Bloque Negro.

“Por muchos años nos quitaron la oportunidad de hablar y creo que ahora que la tenemos no podemos quedarnos calladas. Marchar es importante porque sigue habiendo silencios que pesan, porque aunque estemos en un espacio público todavía se nos silencia y muchas de nosotras cargamos violencias que casi nunca se nombran.

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“Cuando marchamos sentimos que no estamos solas, que entre todas podemos hacer un eco más grande y que lo que vivimos tiene un lugar y una voz. Eso es algo que esta marcha nos devuelve: la certeza de que juntas podemos decir basta”, dijo María José, una estudiante víctima de acoso.

A su llegada al Zócalo capitalino criticaron el fuerte dispositivo de seguridad alrededor de Palacio Nacional: “¿A qué le teme Presidenta, si dice que llegamos todas?”, cuestionaron al iniciar su mitin.

Frente al balcón de Palacio Nacional, las manifestantes cuestionaron que el gobierno presume avances sin reconocer la crisis de desaparición ni la impunidad que atraviesa las violencias contra las mujeres.

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Señalaron que se reporta una baja en homicidios, pero no se visibiliza que aumentó la desaparición de mujeres, que la mayoría de las violaciones no se castiga y que las fiscalías siguen sin investigar con perspectiva de género.

Finalmente, advirtieron que las políticas de bienestar no han reducido la desigualdad que viven las mujeres, por ello prometieron que continuarán tomando las calles “hasta que todas tengan una vida digna”.

Por la noche, la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México dijo que acudieron mil personas y la protesta concluyó con saldo blanco.

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