El 8 de enero de 2020, Mónica Martínez Villanueva emprendió la búsqueda de su hermano José Miguel, quien desapareció por la Hacienda Los Laureles, en Tijuana, Baja California.
Desde el inicio de su denuncia y durante la investigación, Mónica proporcionó todos los elementos para dar con el paradero de su hermano y encontrarlo con vida, pero señala que fue ignorada por las autoridades locales. Un año después sigue esperando respuestas.
El joven de 17 años salió de su domicilio en compañía de su vecino Óscar, El Negro, para entregar una bicicleta que habían reparado y por la cual les iban a pagar 200 pesos.
José Miguel tomó su mochila y fue a recoger su paga. Una semana después apareció la bicicleta abandonada en los baños de un parque, pero no había rastro de ellos. A Mónica le dijeron que El Negro huyó a otro estado y al poco tiempo su familia se mudó junto con él.
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“No había un caso tan certero como el mío. Yo tuve toda la información. Fueron mis vecinos. Con ayuda de mi colectivo buscamos el apoyo de la policía antisecuestro, pero los únicos que nos apoyaron fueron los de la policía municipal.
“Encontraron la mochila de mi hermano en la casa de mi vecina, pero no pudimos salvar a José Miguel”. Las cosas quedaron a cargo del Ministerio Público, para su resguardo.
Mónica se unió a las búsquedas de personas desaparecidas de su estado y al colectivo Una Nación buscando T. Ha pegado carteles, rastreado en la tierra y buscado en fosas. En diciembre, realizó una huelga de hambre afuera de CAPEA, en Tijuana, para demandar la aparición con vida de su hermano.
En los últimos 12 meses, en Baja California, se desconoce el paradero de 76 personas. La entidad cuenta con mil 301 personas desaparecidas; 63% son hombres. Tijuana es el municipio con mayor número de desapariciones, con 704; seguido de Mexicali, 249, y Ensenada, 127.
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Del 2 al 14 de enero, el colectivo ubicó en la colonia Maclovio Rojas un predio en el que localizaron 11 cuerpos.
Las familias esperan continuar con las labores de búsqueda hasta descartar que en ese terreno existan más personas.
En la búsqueda por su hermano, Mónica fue a la casa de sus vecinos, pero no tuvo una respuesta. Al cabo de unos días, la madre de Óscar, de nombre Martha, contactó a Mónica para pedirle 9 mil pesos. “Sólo paga lo que él debe y no le va a pasar nada. Espero y mañana deposites el dinero y te entrego a tu hermano, ¿o quieres que siga más días aquí?”, le escribió.
La familia de José Miguel denunció ante las autoridades el secuestro, la extorsión y las amenazas de muerte. La familia de Óscar negó las conversaciones telefónicas y tener información sobre lo que había ocurrido, aunque Martha le dijo que buscaran en el cerro, “porque hay muchos buitres y cuando es así es porque hay un cuerpo”.
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“Después de que me pidieron dinero por la información de mi hermano, ella huyó con toda su familia”, cuenta Mónica.
Mónica señala la falta de acción oportuna de las autoridades en los casos de personas desaparecidas. Refiere que, a pesar de la evidencia, no hubo sanción para los responsables o algún indicio que ayudara en el avance de la investigación.