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Nueva York.— En el primer día del juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán Loera en Nueva York, las acusaciones y revelaciones estallaron como bombas: según Jeffrey Lichtman, uno de los abogados del capo, el Cártel de Sinaloa tuvo en nómina a dos presidentes de México: Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Según la defensa, ambos recibieron “centenares de millones de dólares” de quien realmente es el líder del cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, sobornos que demuestran cuán “total y completamente corrupto” es un gobierno mexicano que ha usado a El Chapo como “chivo expiatorio”.
“[El Mayo] soborna a todo el gobierno de México, incluso hasta lo más alto. El actual y el ex presidente de México reciben cientos de millones de dólares en sobornos”, dijo.
“Mientras el mundo se fija en la figura mítica de El Chapo, el mundo no se está fijando en El Mayo Zambada”, sentenció Lichtman, y recordó que El Mayo sigue en paradero desconocido “y nunca ha sido apresado”, mientras todo el foco de atención ha estado siempre en Guzmán.
Un foco que empezó en 1993, cuando su figura destacó tras el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido en Guadalajara. De acuerdo con Lichtman, el gobierno mexicano se encargó de culpar a El Chapo de esa muerte y dijo que “es muy posible” que también haya estado detrás de la muerte de Posadas Ocampo, por ser un crítico de las autoridades desde el púlpito.
El abogado se preguntó cómo podía ser que, a pesar de que desde la década de los 90 siempre ha estado en la cárcel o perseguido, el flujo de droga no ha parado nunca. “[Guzmán] no controlaba nada. Mayo Zambada lo hacía”, sentenció el letrado.
La estrategia de la defensa no es nueva. Hace semanas que están intentando describir a El Chapo como un simple lugarteniente de la organización, un “agricultor” que cumplía órdenes. La presentación de Lichtman fue más allá, culpando a altos cargos de los gobiernos de México y Estados Unidos, agentes del orden e incluso miembros de los cárteles, de usar “la figura mítica y elusiva” de Guzmán para su beneficio.
Lichtman trató de sembrar la duda en el jurado sobre los futuros testimonios cooperantes del gobierno —narcotraficantes de México, Colombia y Honduras— que van a declarar en contra de El Chapo para conseguir un beneficio en forma de reducción de condena o visado permanente en EU, e “infestar” el país, en una declaración que emuló las del presidente Donald Trump.
Así es como el gobierno quiere conseguir “el mayor premio que una acusación nunca pudiera imaginar”, resumió Lichtman.
El gobierno, por su parte, presentó el caso sin grandes sentencias, haciendo un recorrido por la historia ya sabida de El Chapo como presunto líder de un “vasto narco-imperio global” valorado en miles de millones de dólares.
El fiscal Adam Fels relató el ascenso de Guzmán desde sus inicios humildes vendiendo naranjas, hasta sus envíos de toneladas de cocaína.
Puso ejemplos gráficos, mostrando fotografías: cuatro de los envíos incautados —41 toneladas— serían “suficientes para hacer 328 millones de rayas, más de una por persona viviendo en Estados Unidos”.
El gobierno aseguró que presentará un video en el que se ve a Guzmán ejecutando a un miembro de un cártel rival, grabaciones donde se oye su voz negociando con proveedores de cocaína y dijo tener pruebas de que estuvo planeando una tercera fuga de la cárcel para evitar su extradición.
Insinuó que, en algún momento, emitirá el video que hizo para el actor estadounidense Sean Penn.
Hoy continuará el juicio, en el que Lichtman debe terminar su presentación del caso —tuvo que presionar el botón de pausa al acabar la sesión del día— y se espera que de una vez empiecen a circular los primeros testigos del caso, de los cuales se desconoce la identidad.
Sólo se pudo saber que los tres primeros que serán citados son dos agentes de las autoridades estadounidenses y uno de los testigos cooperantes del gobierno.