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Osiel Cárdenas Guillén pasó a la historia del narcotráfico en México como uno de los capos más sanguinarios durante su liderazgo en el longevo Cártel del Golfo, con asiento en Tamaulipas.
Nacido en el fronterizo Matamoros, el Mataamigos encargó al exmilitar Arturo Guzmán Decenas, El Z1, reclutar a elementos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército para su círculo de protección, dando origen a Los Zetas, los primeros en el país en utilizar tácticas de narcoterror contra sus rivales, como la decapitación y el descuartizamiento.
Cárdenas Guillén fue obrero, mecánico y en el narcotráfico se inició como vendedor de drogas, hasta llegar al liderazgo del Cártel del Golfo, tras la captura y extradición a Estados Unidos, en 1996, del capo Juan García Ábrego.
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Bajo su dirección, el Cártel del Golfo y Los Zetas se extendieron a varios estados del país en medio de una ola de violencia desatada por el control territorial para el tráfico de drogas, secuestro y extorsión.
Durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, Cárdenas Guillén pidió a Carlos Rosales Mendoza, El Tísico, llevar a Los Zetas a Michoacán, entidad en la que anunciaron su arribo al arrojar cinco humanos en un bar del municipio de Uruapan, Michoacán.