En los últimos años, colectivos y activistas han organizado jornadas de búsqueda en el Ajusco, donde se han encontrado osamentas y fragmentos de huesos de personas desaparecidas. Ahí, madres y padres rastrean a sus tesoros y dedican horas bajo el sol, la lluvia o el fuerte viento con tal de acercarse a la verdad y encontrar justicia.
La quinta jornada de búsqueda, encabezada por el colectivo Una Luz en el Camino, se realizó del 28 de abril al 2 de mayo con buenos resultados: en el primer día fueron localizados tres fragmentos de restos óseos y al día siguiente encontraron tres más: “El Ajusco está lleno de pistas, de restos, de huellas que claman justicia. No es una posibilidad, es una realidad urgente que exige respuestas inmediatas y contundentes”, subrayan algunas de las buscadoras.
La fiscalía recolectó los fragmentos, entre ellos molares, para que peritos los analicen. Así, con picos, rastrillos, palas y manos, las buscadoras continuaron el resto de la semana; limpiaron kilómetros llenos de rocas, escombros, árboles, monte y cactus. Algunos iluminan el camino con flores naranjas, pero la mayoría tiene espinas que hieren a las familias, aunque eso es lo de menos. Tampoco les afecta el sol, la deshidratación o el cansancio que arrastran por años, incluso décadas.
“Busco a mi hijita, ¿no la han visto por allí? Se llama Josefina Avellaneda Díaz, voy para nueve años, ya se alargó mucho. Ahorita ando bien porque estoy con el grupo, ha cambiado mucho la búsqueda. Ahora nos dan de comer. Es gracias a esas compañeras que hacen un desastre en Paseo de la Reforma, que traen a raya al gobierno, gracias a esas cosas, porque antes no había nada“, dice el señor José Díaz, mientras afila su machete con una lima.
Al comenzar la jornada, pastores y activistas agradecen la presencia de solidarios, estudiantes y organizaciones civiles que demuestran unión y disposición para hallar a desaparecidos, mientras el gobierno proyecta indiferencia y poca empatía con las familias buscadoras.
“Lo que pueden hacer las autoridades es reconocer y caminar en los procesos de búsqueda con las familias, porque al tratarse de los casos de larga data, las posibilidades de encontrarlos con vida van disminuyendo, y una de las partes importantes que debe tener este gabinete o este proceso de búsqueda nuevo es acompañar a las familias que salen a caminar en una búsqueda sin vida”, comenta la activista Jaqueline Palmeros.
Reprocha que en casos como el de su hija, Jael Monserrat Uribe Palmeros, las autoridades delegan toda la búsqueda a las familias. Además, Enrique Camargo Suárez, titular de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México, no asistió a esta ni otras jornadas.
“Aquí debería de estar reconociendo y viendo las necesidades de las familias y desde el lunes no se presenta. Esta es la realidad, no hay nada del nuevo gabinete para los casos de larga data”, explica, para luego orar y agradecer a las personas solidarias, antropólogos, estudiantes y periodistas que acompañan la lucha de las familias buscadoras.
“Muchos vinieron por primera vez, llegaron con sus dudas, pero también con un corazón abierto, valentía y solidaridad. Esta semana sembramos con sudor, quizás con lágrimas algunos, con dolor, pero también recogimos frutos reales, no sólo hallazgos en la tierra, sino vínculos humanos, consuelo para las familias, conciencia sembrada en nuevas generaciones y la certeza de que Dios ha estado aquí junto a nosotros”, señala el pastor Miguel Ortiz, al pedir a Dios que guíe el camino hacia los tesoros.
Así, un centenar de personas tomaron herramientas para buscar con amor pistas que los lleven a encontrar a sus seres queridos. Tal es el caso de Sandra Ojeda Rivera, que junto a su esposo busca a su hijo Olin Vargas Ojeda, secuestrado y desaparecido el 26 de noviembre de 2024 en el Valle de Tezontle.
“Yo por lo regular no suelo dormir cuando mi hijo anda afuera, yo me duermo hasta que regrese. Ese día mi hijo no regresaba, a las 12 le puse un mensaje. Le marqué, le marqué a una amiguita de él, pero no tuve respuesta. Sobre la búsqueda no hay suficiente información, no hay coordinación, falta mucho y desde el momento que la policía de investigación fue a mi casa, no hay respuesta”, refiere.