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Por Dr. Juan Manuel Cisneros Carrasco, Médico Especialista en Patología Clínica y Miembro de la International Society of Blood Transfusion
Las Terapias Derivadas del Plasma (TDP’s) concentran una multitud de proteínas y otras biomoléculas que son el único tratamiento disponible para una multitud de padecimientos (inmunodeficiencias primarias, enfermedades autoinmunes, padecimientos inflamatorios, trastornos hemorrágicos y desórdenes congénitos).
Hay que ser claros y contundentes: el futuro de las terapias que requieren los pacientes depende de un adecuado abastecimiento de su matriz de origen, es decir, el plasma obtenido de donadores.
La discusión sobre la “donación” y el uso de terapias derivadas de un producto “donado” debe llevarse al debate público de manera informada y con la mejor evidencia disponible.
Como punto de partida es necesario entender que la donación de plasma difiere de las donaciones de sangre en una multitud de aspectos. Por ejemplo, en el tiempo que se requiere para donar, su frecuencia y el volumen necesario para la fabricación de productos que salvan vidas.
Es necesario entender también que, hoy, existen dos panoramas globales sobre el plasma: 1) la compensación a donadores voluntarios existente en Estados Unidos, el principal proveedor internacional de estos productos, y otros países europeos y 2) la dependencia de países que prohíben la compensación y se convierten dependientes de los países donde el esquema sí existe.
¿Qué hace evidente lo anterior? Que la donación voluntaria y compensada de plasma es la que ha demostrado ser un mecanismo seguro, suficiente y oportuno para la producción de TDP’s para tratar pacientes.
¿Porqué se dice que es seguro? Porque llevamos utilizando un sistema por muchos años en el que el riesgo es ínfimo debido a procesos que incluyen la evaluación de donantes, tamizaje y la fabricación eficiente industrializada. El temor real de los pacientes está más bien relacionado al desabasto y la consiguiente falta de accesibilidad a sus terapias.
¿Porqué se dice que es suficiente? Porque los países que cuentan con un esquema compensado no solamente satisfacen sus necesidades internas, sino que también mantienen a aquellos países que las prohíben. Esto último, el prohibir, suele tener
fundamento en que la compensación afecta a la voluntariedad, al altruismo o al abastecimiento de donaciones de sangre en su vertiente “ordinaria”. Sin embargo, es de hacer notar que los principales productores de TDP’s, con esquemas de compensación respecto a donación de plasma, tienen índices mayores de 85% de donación voluntaria y no remunerada de sangre, con un abastecimiento adecuado de sangre y sus componentes tradicionales.
La dependencia mundial del plasma colectado en Estados Unidos es insostenible. La accesibilidad para TDP’s se va reduciendo cada vez más también en los países emergentes y por ello es necesario modificar las políticas globales para que el mundo, incluyendo México, implemente acciones y aporte activamente al abastecimiento mundial de plasma, para una mayor accesibilidad y salvar vidas.
Es confusa y frecuente la posición de algunos sobre si compensar a los donadores “de casa” es inmoral, pero el solventar sus déficits de terapias con la adquisición de productos provenientes de EU es aceptable. Por ello, es imperativo considerar que estamos frente a un problema mayúsculo de salud pública global y los esfuerzos deben estar orientados a su solución.
En nuestro país la regulación es un mecanismo que mediante una discusión sensata puede anticiparse a “panoramas” complejos. Respondamos: ¿cuáles mecanismos acordes a la propia idiosincrasia poblacional nacional son viables? y ¿cómo hacemos para ser autosuficientes y aportar al globo? Para responder debemos orientar esfuerzos, realizar acciones de caracterización demográfica, psicosocial, de motivaciones y actitudes relacionadas a la donación con el objetivo de implementar políticas públicas objetivas y con resultados.
Es necesario que se exploren mecanismos para incrementar la donación de plasma y hacer que el acceso a las terapias derivadas sea oportuno bajo una regulación robusta y transparente que proteja a los donantes y pacientes en paralelo a la promoción, educación y sensibilización sobre la donación.
Por último, al final del día, ya sea con remuneración, compensación, por voluntariedad o altruismo, el mundo necesita más plasma, Los pacientes lo necesitan. Hablemos de ello y actuemos, es tiempo.