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Para la mayoría de las personas el inicio del confinamiento a causa de la pandemia de Covid-19 fue una buena experiencia, pues implicó que la familia estuviera reunida en casa; pero al cabo de los meses significó un reto porque se sintió un ambiente de estrés, ansiedad y preocupación por sobrevivir, sostuvo la académica de la Facultad de Psicología de la UNAM , María Santos Becerril Pérez.
“Esta nueva realidad, derivada de la pandemia, nos enseña que como seres humanos no sabemos manejar adecuadamente nuestras emociones. Con el desconfinamiento hay gente que le es difícil volver a socializar, ya que las aglomeraciones significan ‘riesgo’ o incluso ‘muerte’, por lo que poco a poco deben probar acercarse a sus seres queridos o salir a los espacios abiertos. En caso de que esto genere ansiedad o miedo, es necesario recibir apoyo de profesionales”, apuntó en un comunicado la Universidad.
Para la experta, es indispensable trabajar las emociones negativas que se reconocen, aunque admitió que no es fácil manejarlas, sobre todo si tienen un nivel de intensidad alto. No obstante, se pueden establecer ciertas metas y lograr bienestar a escala personal, de pareja, familiar, laboral y social.
“Es importante tener claro que la reacción de una persona también puede lastimar a otros”, dijo.
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Explicó que las emociones negativas son esenciales porque dan equilibrio sensitivo y ayudan a moverse o a huir de una situación de peligro. El miedo, enojo, frustración y tristeza se agrupan en esta categoría, por lo que niveles exacerbados de cualquiera de éstas puede generar dificultades en el ámbito patológico y la manera de relacionarse con los demás.
“También es importante saber cuál es el daño debido a la sobrecarga negativa; es decir, hasta qué punto esto ya no le permite a una persona tener una vida dentro de lo normal, ya que puede llegar a sufrir insomnio, falta de apetito o comerse las uñas. Estas son señales que el cuerpo envía de que algo no está bien en nosotros y es urgente atender. Si no se atienden a tiempo puede haber presencia de gastritis o colitis”, precisó.
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Señaló que las emociones son reacciones básicas fisiológicas que todo ser humano tiene para sobrevivir; las hay positivas y negativas, y están presentes a partir del nacimiento. La capacidad de reacción depende de cómo se aprenden en casa, y después en los ambientes en que se desarrolla la persona.
Dijo que el averiguar qué emoción negativa se tiene, representa un área de oportunidad y no un problema, ya que permite trabajarla y, en la medida de lo posible, llegar a sentirse aún mejor consigo mismo.
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