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En el Hospital de Gineco Obstetricia No. 3 de La Raza hay registro de tres enfermeras desaparecidas. También se tienen testimonios de violaciones y agresiones sexuales hacia las mujeres del personal de salud. Una de ellas es María.
María trabaja en una jornada de 7 de la mañana a 10 de la noche. Hace unas semanas, salió de su trabajo para dirigirse al Metrobús, cuando un hombre más alto que ella se acercó por detrás. Le tapó la boca. La arrastró a unos metros de la acera.
“Alrededor de la Raza ha habido muchas situaciones de violencia. Hace un año asesinaron a un médico radiólogo sobre la calle de Seris. Hay varios trabajadores desaparecidos, han violado a las enfermeras en los puentes cercanos, han asaltado a varios compañeros trabajadores. Siempre se ha sabido que la zona del Hospital la Raza es sumamente violenta y peligrosa”, narra María en entrevista con este medio. Su nombre ha sido cambiando por cuestiones de seguridad.
La situación que vivió María esa noche ocurrió a sólo seis pasos de su trabajo. El hombre que le tapó la boca la llevó a unas jardineras cerca de la entrada de las ambulancias sobre la Calzada de Vallejo . Mientras ella intentaba gritar, él le tocaba senos, muslos y entrepierna. La golpeó en varias ocasiones, dejándola caer contra el coxis y el hombro izquierdo, también aprovechó para patearla y morderla.
“Llegó un momento que yo empecé a sentirme muy cansada. A lo lejos escuchaba el motor de un coche, pero mi mente sólo pensaba que si me subía a ese coche, no iba a volver a ver a mi hija”, relata María con lo que llama “recuerdos muy vagos”.
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“¡Espérate! ¡Espérate!”, gritó el agresor cuando ella se encontraba tirada en el suelo. Nuevamente se escuchó el motor del coche, el hombre brincó la reja de aquellas jardineras sin plantas y corrió.
Tras unos minutos, María se levantó casi desnuda, se cubrió con su bolso y su blusa blanca del Hospital la Raza. Caminó hacia el Metrobús . Sintió las miradas de las demás personas en todo el trayecto. Llegó a casa. Se encerró en su cuarto. Esperó a mitad de la cama hasta que la alarma sonó por la mañana. Se cambió y fue a trabajar.
”Sin cámaras de vigilancia no se puede hacer nada”
Hace aproximadamente un mes, algunos medios de comunicación informaron de un violador serial en los alrededores del Hospital la Raza . Desde el cruce peatonal de Circuito Interior hasta las inmediaciones del Centro Médico hay denuncias de enfermeras ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México .
La única acción de las autoridades fue el despliegue de una patrulla de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SCC).
Las enfermeras que han denunciado aseguran que tienen otras compañeras víctimas que no han querido acudir ante las autoridades.
María también sabe, por voz de los investigadores, que en las últimas semanas desaparecieron tres trabajadoras más del Hospital la Raza.
“Es terrible, el proceso es terrible. Porque a la gente se le hace muy fácil decir que no denunciamos y por culpa de que no denunciamos siguen así las cosas. Pero el proceso es terrible”, cuenta María.
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Aquella mañana que regresó al trabajo, fue hasta medio día que comenzó a sentirse mal. Los recuerdos de la agresión que había vivido una noche antes, regresaron. Decidió pedir permiso para acudir al Hospital de Traumatología, donde la revisaron y la enviaron a la Fiscalía de Delitos Sexuales. María pasó más de 24 horas en ese lugar.
“Cuando llegué me hicieron un peritaje. Una forense me desnudó y me dijo que tenía hematomas y en cada uno, en medio, algo punzocortante. Resulta ser que el tipo me inyectó varias veces en espalda senos, cuello… no sé qué me inyectó. También tenía dislocado el hombro, una fisura de costilla, esguince cervical, lesiones en el coxis y mordidas”.
Sobre los peritajes, la trabajadora del Hospital la Raza recuerda que le pidieron varias veces sus datos personales. Repitió a diferentes autoridades lo que había vivido esa noche. Y hasta pasadas las 12 de la madrugada, llegó un hombre que dijo ser policía de investigación. Le pidió acompañarlo en su coche hacia el Ministerio Público, donde nuevamente solicitó la recreación de los hechos.
María no recibió ningún documento sobre su denuncia. Y al siguiente día, le llamó otro policía de investigación para pedirle que acudiera nuevamente porque su compañera no había hecho las anotaciones.
La conclusión del policía fue que no podían hacer nada porque afuera del hospital no hay cámaras de seguridad que proporcionen información. Fue él mismo quien le dijo que había otras tres enfermeras reportadas como desaparecidas en el mismo lugar donde ella fue agredida sexualmente.
Hospital la Raza desconoce sobre desapariciones y agresiones sexuales
Pese a la situación de inseguridad que se vive en la zona de la Raza, las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tampoco se han manifestado al respecto.
María ha enviado correos a la directora del Hospital de Gineco-Obstetricia de la Raza, doctora Rosa María Arce, y a la jefa de departamento, María Isabel Hernández, para solicitar un espacio en el estacionamiento y poder moverse en automóvil. Pero la respuesta es un no, pese a que los fines de semana el lugar está vacío.
“La encargada del departamento me dijo que no puedo dar mis datos y que no hablara con medios de comunicación, pero hay muchas vidas en riesgo. Creo que lo importante de esta pandemia es tratar que el personal de la salud esté en mejores condiciones. Pero las autoridades no hacen su trabajo… entonces, qué pasaría si a todas las enfermeras las desaparecen”, pregunta María.