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En Nicolás Romero, Estado de México, el 1 de junio de 2017 nació El Camino del Guerrero y posteriormente El Camino de la Guerrera, dos asociaciones civiles fundadas por El Padrino, David Ambriz Ambriz, quien desde muy pequeño padeció severas carencias económicas, las cuales se tradujeron en un fuerte rechazo social, mientras que al mismo tiempo se fue acrecentando una conducta de rebeldía y odio desde muy joven.
Con el paso del tiempo, al caer más en el problema del alcoholismo y la drogadicción, también comenzó la “loca carrera contra la muerte”.
A partir de ese momento, cuando desde su propia experiencia supo lo que era haber podido ganar esa lucha contra sí mismo, tras saber lo que realmente es sentirse en el fondo de un abismo, decidió retribuir con servicio esa transformación que él logró alcanzar.
Más adelante decidió extender esa mano amiga y conviertió su casa en El Camino de las Guerreras, donde niñas, mujeres y adultas mayores tienen ahora un nuevo hogar.
Hoy su labor no se limita a ayudar a personas con problemas de drogadicción o alcoholismo, sino que también proporciona un lugar donde vivir a personas en situación de calle, a aquellos adultos mayores que fueron abandonados por sus familias.
A pesar de no existir subsidio gubernamental para apoyar su labor social, los padrinos salen adelante con recursos propios o donaciones de amigos y, ocasionalmente, familiares de algunos internos; la labor de cada uno que ha decidido sumarse continuará, dice, hasta que Dios lo permita.