Zulema Mosri Gutiérrez, magistrada de la Segunda Sección de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) y aspirante para ocupar el cargo de ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación () califica como necesario evitar una justicia de moches y palancas.

Al ingresar a su oficina en el sur de la ciudad, en el piso 15, la magistrada se dirige a una pequeña mesa circular con plantas a un costado y en entrevista con , subraya que los impartidores de justicia están obligados a cambiar estas dinámicas, prácticas que han venido a erosionar el Estado de derecho y generan que se pierda la confianza de la sociedad en los órganos jurisdiccionales.

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¿Qué la motivó a registrarse en el proceso de selección para ministra de la SCJN?

—Mi motivación radica en un profundo compromiso con la justicia y en mi convicción de que el servicio público es una herramienta poderosa para transformar la sociedad para contribuir positivamente… A lo largo de mi carrera he adquirido una visión integral de las necesidades y desafíos que enfrenta el sistema judicial y conocer en qué hemos fallado, dónde están esos espacios que generan discrecionalidad arbitraria que implican un desvío o un abuso del derecho.

¿Existiría algún favoritismo o desventaja por ser la esposa del exprocurador Rafael Macedo de la Concha?

—No debería de haber ventaja ni desventaja. Soy una persona independiente, he servido a México con institucionalidad y compromiso en cada responsabilidad a mi cargo.

¿Estos cuestionamientos forman parte de una violencia?

—Me sorprende que me hagan esta pregunta, porque es una forma de violencia política contra la mujer en razón de género y este tipo de cuestionamiento no debería hacerse en ningún lugar y menos en nuestro país, donde afortunadamente ya tenemos a la primera mujer Presidenta. Ese tipo de preguntas son discriminatorias.

¿Ha padecido bullying laboral por esta situación?

—Más que bullying, los comentarios a las mujeres son con el fin de desacreditar o tratar de borrar sus trayectorias profesionales o políticas como si fueran un apéndice de los hombres que son sus parejas.

¿Cómo evitar una justicia de moches y palancas?

—Estamos obligados y más en este tiempo donde las personas juzgadoras van a ser electas por el pueblo de manera libre y directa, a cambiar estas dinámicas, prácticas que han venido a erosionar el Estado de derecho y han hecho que se pierda la confianza de la sociedad en los órganos jurisdiccionales.

¿Es necesaria mayor transparencia en el Poder Judicial?

—Mayor transparencia, que se abran los espacios jurisdiccionales para reducir esa discrecionalidad arbitraria, que haya rendición de cuentas, que se generen mecanismos donde personas, instancias de la sociedad civil puedan revisar el actuar de los servidores públicos para reducir esos canales.

¿Cuenta con una trayectoria de más de 30 años?

—Tengo una trayectoria impecable, tanto en lo público como en lo privado, no sólo en los temas académicos, sino en la institucionalidad con el Estado mexicano, ya que siempre estoy comprometida con respetar la Constitución y hacer de ésta mi única guía de actuación junto con los derechos humanos, porque tengo claro que en el Estado mexicano todas las personas desde cada una de sus trincheras, principalmente los servidores públicos, tenemos que colaborar para que el Estado cumpla sus fines.

Desde su participación en la Comisión para la Igualdad de Género del TFJA, instancia que usted preside y de la que es fundadora, ¿qué avances destacaría en la búsqueda de una justicia más inclusiva?

—Es uno de los compromisos que tengo con la justicia y con la igualdad; en la comisión uno de los temas más relevantes es la creación de los protocolos específicos para la prevención, atención y sanción de los casos que impliquen acoso, hostigamiento laboral y acoso sexual dentro de esta institución.

¿Estos instrumentos generan confianza ante el personal?

—Se deja un mensaje claro de que el compromiso de la institución es crear ambientes laborales libres de violencia por razón de género y libres de discriminación.

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¿Cómo percibe las reformas enfocadas en lograr más transparencia y paridad en el PJF?

—La transparencia beneficia a todas las instituciones, en la medida en que hay más transparencia, inclusive rendición de cuentas de parte de los juzgadores se reduce esa discrecionalidad arbitraria que puede dar lugar a la corrupción… Considero que las reformas dan una señal positiva de que el Poder Judicial debe avanzar hacia una mayor inclusión, es decir, que haya paridad.

¿La paridad es un desafío?

—Generalmente a las mujeres, sobre todo en esos ámbitos jurisdiccionales, les ha sido más complicado acceder a las posiciones de relevancia, de mayor responsabilidad o a los cargos más altos. Se deben generar condiciones, medidas para que también puedan llegar a esas posiciones y se garantice la paridad.

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