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Tijuana, BC y Nogales, Sonora.- Gritos de frustración se oyeron en albergues migrantes mientras Donald Trump pronunciaba las órdenes ejecutivas de su gobierno contra la migración en su toma de protesta. Asimismo, familias lloraron con el reclamo de que no podrán huir de la violencia de sus estados o la crisis económica de sus países.
Decenas de cabezas se agacharon ante la pantalla de televisión que transmitió el primer discurso del nuevo presidente de Estados Unidos en la estancia Juventud 2000, de Tijuana, donde apenas empezaba el día y algunas familias alistaban el desayuno para después ir a la garita El Chaparral para formarse en un turno programado de la aplicación CBP One que ya no va a ocurrir.
“En México ya no hay opción para muchos o para todos. Tenemos con nosotros a dos hermanas que secuestraron en Michoacán; a dos familias de Chiapas que están huyendo del narcotráfico, que están amenazadas de muerte; a muchachos que van a trabajar porque los querían reclutar del narco en sus casas y ¿qué van a hacer? Ya no tienen otra opción. Es doloroso para todos”, dijo Yesi Ortiz, voluntaria de Juventud 2000, en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Apenas terminó la toma de protesta cuando las familias empezaron a empacar su ropa, hacer varias llamadas, buscar pases de autobús para ir a otros estados como Monterrey o Durango y a organizarse para protestar frente a los organismos de control migratorio.
Otros propusieron acampar esta noche bajo los muros fronterizos para intentar el cruce de forma ilegal esta madrugada o mañana por la mañana. “No tenemos opción, no sé qué vamos a hacer. No podemos volver de donde vinimos. Tenemos que cruzar”, dijeron jóvenes en un sondeo realizado por este medio informativo.
A las puertas de la garita El Chaparral se empezaron a congregar personas que tenían cita en la aplicación CBP One desde hoy hasta los primeros días de febrero. Son personas que, incluso, tienen comprados vuelos de avión para encontrarse con sus familias en Tucson, Texas, Houston y San Diego, en su mayoría, mujeres con menores de edad.
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Mientras que en la garita de Nogales, Sonora, y ya con maletas y mochilas listas, migrantes de Venezuela y Colombia buscaban con desesperación información en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM), sobre sus citas para solicitar asilo en el país vecino.
Sin embargo, las autoridades les informaron que estás citas estaban canceladas, lo que originó tristeza y frustración en los migrantes sudamericanos.
“Vamos a ver qué hacemos porque no nos esperábamos esto”, dijo uno de los migrantes venezolanos.
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