La alianza derechista PAN-PRI-PRD, están en contra del programa económico de la 4T, con la mala fortuna para ellos, que la economía va bien y, si no sucede algo extraordinario, seguirá bien.

Las buenas cuentas del gobierno de AMLO radican en que amplió el mercado interno vía transferencias de ingresos hacia los sectores más pobres y adultos mayores, con mayores salarios impulsados por el incremento del salario mínimo, negociado por el gobierno con el sector privado, y la abolición de la subcontratación laboral. Se reorientó el gasto público hacia el desarrollo social, con tope a los salarios de altos funcionarios y transferencias de recursos de los fideicomisos públicos al gasto de desarrollo. Aumentaron los ingresos fiscales como resultado del combate a la elusión y evasión impositiva. Las grandes obras públicas se dirigieron a las regiones más pobres y cuantiosos recursos se canalizaron al mejorar la infraestructura de los pueblos. En este mismo sentido, se acaba de proponer la concentración de las pensiones no reclamadas a las Afores, en un fondo para ser destinadas a incrementar las pensiones de trabajadores pronto a jubilarse.

En suma, se logró activar la economía con equilibrio financiero y reducidos déficits fiscales. El instrumento central del gobierno de AMLO fue reorganizar el gasto corriente en favor de las políticas de desarrollo social y contar una correlación de fuerzas que impulse un crecimiento económico con bienestar para los pobres, sin aumentar el gasto público.

Se acusa al gobierno de AMLO de ser neoliberal porque no amplió el déficit fiscal, ni siquiera en la crisis SARS-COV2, mantener la autonomía del Banco de México, y no realizar una reforma fiscal. Ante ello se debe señalar que los gobiernos populares que no están al servicio del gran capital, están bajo fuerte escrutinio por las calificadoras internacionales y enfrentan los problemas políticos del pleno empleo, por consiguiente, deben evitar endeudarse. Asimismo, quitar la autonomía del banco central hubiera generado inestabilidad en el capital financiero. Y, una reforma fiscal hubiera abierto otro frente con los dueños del capital, empantanando el crecimiento económico.

Así, la política económica de AMLO se destacó por, primero, evitar el endeudamiento para no degradar el riesgo-país y enfrentar crecientes tasas de interés, segundo, encendió los motores de la economía a través del incremento del consumo, y sólo hacia finales del sexenio creció el gasto de inversión pública. La gran pregunta es sí la propuesta económica de la 4T puede mantenerse sobre las bases postuladas.

Una primera aproximación es que la economía debe crecer aceleradamente para continuar con el bienestar social. Segundo, el crecimiento requiere un mayor gasto de acumulación, vía inversión pública. Tercero el proceso de desarrollo va a requerir más liquidez para seguir garantizando el bienestar de los más pobres. Y, para ello se requiere una reforma fiscal que suba los impuestos a los grupos económicos más ricos.

La industrialización de la economía mexicana es un elemento fundamental para el crecimiento económico con bienestar y debe estar sostenida en proyectos productivos en todos los estados de la república, advirtiéndose que el estado de Guerrero, uno de los más pobres de México, requiere de un proyecto que sea capaz de prender los motores en ese espacio geográfico. A ello debe añadirse los proyectos de autonomía alimentaria, energética y sanitaria.

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