Los niños y adolescentes reportados en 2024 como desaparecidos o no localizados en México aumentó de mil 540 a dos mil 541, lo que representa un incremento de 65% con relación a 2023, de acuerdo con cifras oficiales procesadas por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
En su reporte Niñez y adolescencia desaparecida en México, la ONG señala que la cifra de personas de 0 a 17 años desaparecidas o no localizadas en México durante 2024 es la más elevada para un año desde que se tiene registro (1964) hasta el 14 de marzo de 2025.
El año pasado se reportaron a diario 28 personas de entre 0 y 17 años desaparecidas, no localizadas o localizadas, agrega el documento.
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Indica que desde que se tiene registro, 112 mil 579 niños y adolescentes han sido reportados en esta situación, y 17 mil 349 continuaban desaparecidos hasta el viernes pasado.
Detalla que por cada 100 personas de 0 a 17 años localizadas, una fue hallada sin vida desde que se tiene registro. En total, mil 54 niños y adolescentes reportados como desaparecidas o no localizadas han sido encontrados sin vida.
Menciona que uno de cada cinco casos reportados fueron registrados en el Estado de México (tres mil 889 en total); 8.8% han sido registrados en Tamaulipas (mil 534 casos en total) y 8.3% ha sido reportado en la Ciudad de México (mil 434 en total).
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador se reportaron 44 mil 815 personas menores de edad desaparecidas, de las cuales 404 fueron encontradas sin vida.
Mientras que en el gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum se han registrado 4 mil 360 desapariciones de niños y adolescentes, de los cuales 20 han sido hallados muertos.
Para Tania Ramírez, directora de la Redim, la desaparición de personas menores de edad está relacionado con prácticas de reclutamiento y con la trata de niñas y de adolescentes.
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“En esa subeconomía delincuencial que ya constituye la vida del crimen organizado en nuestro país, son los cuerpos, los trabajos y las vidas de chicos y chicas, quienes están ahí para sostener esa subeconomía, esa necesidad de producción, y la desaparición de personas menores de edad tiene que ver con la explotación sexual, el tráfico de personas, el tráfico de órganos y reclutamiento para el adiestramiento, principalmente, menciona el estudio.
Desde su óptica, para reducir la desaparición de niños y adolescentes tendrían que decrecer los niveles de impunidad que existen en el país, porque argumenta que si desaparece en territorio nacional un niño o un adolescente, es “porque se puede, porque no hay consecuencias, porque no se ha encontrado a los responsables y cuando se les ha encontrado no se les ha sometido a la más dura carga de la ley por cometer este tipo de ilícitos”, subraya.
Resalta que el tema de las desapariciones tiene que entrar a las escuelas, donde se deben construir y difundir herramientas para que en las familias se puedan compartir con chicas y chicos de manera que se vaya evitando progresivamente la desaparición de niños y adolescentes.
“No se puede colocar en manos de las familias y mucho menos de chicas y chicos la solución, pero es cierto que a mayor conocimiento, a mayores herramientas de denuncia, a mayores alertas sobre cuáles son los riesgos que corren chicas y chicos en el uso de redes sociales, al meterse en plataformas, al convivir con video juegos o al atender propuestas de trabajo, las cifras de desapariciones entre personas menores de edad, podrían descender”, explica.
Entrevistado por separado, Jesús Villalobos, presidente de Utopía, una organización dedicada a la atención de la infancia y la adolescencia de escasos recursos, menciona que los niños que son pobres tienden a desaparecer más que los que tienen condiciones económicas favorables, y agrega que las desapariciones de niñas se deben principalmente a la trata y en los niños al reclutamiento forzado por parte de los grupos criminales.
“En el caso de México, uno de cada dos niños es pobre. Entonces, digamos que la mitad de la población es vulnerable a que en algún momento pueda desaparecer”, señala Villalobos.
Expone que si no se crean políticas públicas para evitar que las personas menores de edad desaparezcan, el panorama seguirá siendo aterrador.
“Participamos en la actividad de las buscadoras del pasado sábado en la plancha del Zócalo, donde tratamos de hacer visible que México está siendo una fosa. Pensamos que si no hay un giro radical en la impartición de justicia, en la procuración de la misma, en la defensa de los derechos humanos y oportunidades también de desarrollo para los niños y adolescentes, definitivamente la historia no va a cambiar”, comenta.
Dice Juan Martín Pérez García, secretario ejecutivo del organismo civil Tejiendo Redes Infancia, que la desaparición de infantes es un crimen de lesa humanidad, porque “representa un daño para la humanidad y esto ha llevado a que México sea conminado en varias ocasiones para desarrollar acciones concretas y así evitar esta epidemia de personas desaparecidas”.
Asegura que la desaparición representa la puerta “de muchos crímenes y al mismo tiempo, la tapadera de bastantes homicidios”.
Añade que aun cuando existe una Ley de Desapariciones que data de 2017, así como leyes estatales, la Fiscalía General de la República (FGR), que encabeza Alejandro Gertz, se ha dedicado a boicotear el funcionamiento del Sistema Nacional de Búsqueda y eso impide que las fiscalías y las comisiones de búsqueda trabajen articuladamente para realizar su labor inmediata.