Por años, la tumba de la familia Hernández estuvo abandonada y descuidada, sin flores ni veladoras, hasta que Antoni Osorno llegó al Panteón de Dolores con una misión: devolver a la vida a la lápida en este Día de Muertos. Así lo ha hecho con más de 180 tumbas, que sin retribución económica alguna, pero con mucho amor y empatía, ha limpiado y decorado por casi dos años.
“Siempre me fijo si es mujer, hombre, niño, niña o es una familia. En este caso son varios, señora Raquel, Martín, es una familia. Me voy a dirigir hacia ellos con mucho respeto: familia Hernández que se encuentran reposando en este lugar de descanso eterno, el día de hoy selecciono su tumba para limpiarla”, dice al inclinarse en el epitafio.
De forma voluntaria, el joven de 31 años ha acudido a más de 13 panteones de la Ciudad de México para limpiar lápidas que se encuentran olvidadas. Mientras a otras las decoran y llevan ofrendas por el Día de Muertos, a Antoni le parece triste que otras estén llenas de basura, ramas con tierra y lodo, por lo que se encarga de honrar las memorias de personas que ya no están.
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“Cuando estaba limpiando la primera tumba me sentí tan alivianado, tan en paz al realizarlo porque dije: ‘Bueno, yo al honrar de esta manera a los olvidados, las tumbas de estas personitas que están abandonadas, es también honrar a mi abuelita desde el cielo’ y me siento muy tranquilo, me da mucha satisfacción, mucha paz”, cuenta a este medio.
Primero, Antoni —mejor conocido como El limpiatumbas—, despeja el epitafio y los marcos de las lápidas, los cuales se encuentran llenos de maleza y tierra; después limpia los bordes con una pala; cepilla y barre los alrededores; lava con agua y jabón y pinta, si es necesario.
“Fue algo que fui descubriendo poco a poco, o sea, jamás me imaginé que esto de limpiar tumbas me fuera a apasionar, como ahorita lo disfruto bastante, es un hobby que he adoptado hoy en día. La primera vez fue la tumbita de un pequeño en un cementerio cercano a donde están mis familiares. Me acuerdo cómo era: tenía alas de ángel de color azul y le puse algunos detalles”, explica.
Con el tiempo, el joven ha desarrollado experiencia al acercarse con respeto a las tumbas, pues cada una cuenta una historia diferente y tiene distinta temporalidad. También ha procurado no hacer enojar a los muertos para que no lo molesten, lo sigan a su casa o aparezcan en sus sueños, como dicen creencias populares.
“Estaba indeciso en hacerla, porque pensé que me iba a acontecer algo paranormal, ya con la bendición de mi abuelita y de Dios, pues esperé que no me pasara nada y así fue. No me pasó nada en esa primera ocasión que limpié la tumba de un pequeñito”, menciona mientras termina de limpiar la lápida de la familia Hernández.
Una vez que está despejada, Antoni guarda su herramienta que consiste en guantes, palas, cubetas, cubrebocas y cepillo, y comienza a decorar la tumba con flores y veladoras que él mismo compra cerca de su casa.

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En esta ocasión, hace una cruz en medio con flor de cempasúchil y deshoja una flor en el marco de la lápida.
Luego, coloca ramos de flores alrededor, así como cuatro veladoras y listón blanco para guiar hacia la luz a los olvidados: “Familia Hernández les doy la luz, descansen en paz… Espero que les haya gustado. Descansen en paz y nos pasamos a retirar”, expresa el también abogado.
“El estar en un camposanto a mí me agrada bastante, me da mucha confortación. Estar aquí, en teoría, tendría que ser todo lo contrario, porque dice la gente que trae malas vibras, que se sienten algunas personas mal, dependiendo de la persona, ¿no? Pero para mí son lugares de paz los panteones, de paz y de silencio, de tranquilidad”, reflexiona.
Así, Antoni encontró una pasión que realiza hasta tres veces por semana, con sus propios recursos, dedicando tiempo de calidad a las tumbas, hablando con ellas y admirando su arquitectura. De hecho, su más grande sueño es hacer tumbas en todo el país, especialmente en el Panteón de Belén ubicado en Guadalajara, Jalisco; ¿y por qué no? hasta en otros países.
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Poco a poco, el joven se convirtió en creador de contenido al subir videos de sus limpiezas, lo que ha revolucionado las redes sociales. A la fecha, acumula más de 700 mil seguidores en TikTok, quienes le envían regalos simbólicos como material de limpieza, peluches y juguetes para las tumbas de los más pequeños.
“En este Día de Muertos, si tienen seres queridos reposando en algún camposanto, vayan a verlos, una vueltecita, no les quita nada, una limpiecita, un arreglo de flores, una velita, pues créanme que les va a dar mucha luz a sus seres queridos. No los dejen en el abandono, ahorita hay muchas tumbas que ya fueron visitadas. Y al ver las que no, pues me da tristeza verlas tan solitarias”, finaliza el Limpiatumbas.
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