Mientras se coloca un arnés, casco y rodilleras para descender 120 metros en el Mirador de Topilejo, en Tlalpan, Jesús Reyes Andrade recuerda que desde hace cuatro años asiste a a pesar del peligro que representan.

Su hijo Jesús Armando desapareció junto a Leonel Martínez y Ángel Ramírez el 19 de noviembre de 2019 en la alcaldía Gustavo A. Madero.

“Yo he salido a buscar en diferentes partes de la Ciudad de México y otros estados. Las autoridades según hacen sus reuniones que para mejorar, pero no, seguimos igual, todo sigue igual. A la Presidenta y jefa de Gobierno les pediría que hablen con su gente, que vengan a trabajar como se debe, porque a veces llegan y sólo están parados viendo sus celulares”, dice.

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Al ser parte del Colectivo Hasta Encontrarles, Jesús ha formado amistades con madres buscadoras, activistas, personas solidarias y periodistas de la Ciudad de México. En cada búsqueda comparte momentos valiosos y acompaña a quienes tienen menos experiencia.

“Con el afán de buscar a mi hijo, de encontrarlo, yo hago hasta lo que no. A él le gustaba ayudar a la gente, llevaba comida, regalaba ropa, a los niños juguetes, él andaba a todos lados. Ahorita él debe tener 33 años más o menos, después de tanto tiempo, espero encontrar a mi hijo como sea, pero ya saber que lo tenemos”.

No le teme a las alturas, a la inseguridad o a resbalarse entre rocas y vidrios rotos, confía en su instinto, se prepara y desciende barrancas con una cuerda que sostiene su vida y las esperanzas de hallar a su hijo.

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Don Jesús es conocido y querido entre los colectivos capitalinos, cada que tiene oportunidad asiste a las jornadas con su equipo: no lo detiene la lluvia, el sol o el mal clima. Ejemplo de ello fue el mes pasado, que por días hizo el trabajo de las autoridades: desmontó metros de un terreno fangoso, lleno de basura y con mínima protección.

A su consideración, cualquier riesgo vale la pena con tal de encontrar a su hijo. En su trabajo le dicen que le “eche ganas”, no hay apoyo verdadero ni empatía hacia él, ese que sólo halla con como él.

Durante la jornada, los padres están concentrados, cuidan no caerse, gritan “piedras” para alertar a los demás cuando se desmorona el camino. Otros quitan vidrios y espinas. Mientras separa basura, Jesús asegura: “A donde me inviten iré, todo sea por encontrar a mi hijo”.

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