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El informe "Familias en Movimiento: Una Mirada desde la Niñez Migrante" recopiló las experiencias de 104 niños y niñas migrantes: cómo ven sus familias durante su travesía migratoria, los retos, desafíos que enfrentan y sus necesidades e historias personales. Publicado por World Vision Latinoamérica y Caribe, en México se encontró incertidumbre y miedo por el tránsito migratorio.
“En América Latina, la migración afecta a millones de familias que buscan un futuro mejor, con cerca de 40 millones de personas desplazadas dentro de la región en 2024. Las familias desempeñan un papel crucial como el principal soporte emocional para las niñas y niños migrantes. Sin embargo, también enfrentan enormes desafíos: separaciones, incertidumbre y condiciones de vida precarias”, señala el informe.
Lamentó que estas realidades afectan el desarrollo integral de la niñez migrante, así como su estabilidad emocional y su derecho a crecer en un entorno seguro. Dicha actividad se realizó en noviembre pasado en albergues y escuelas de cinco países: Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela y México.
En este último, se contó con la participación de menores entre 5 a 14 años: 48% son de Venezuela, 43% de Centroamérica y 9% de otros países. La organización informó que 52% se encuentran en familias nucleares, 25% en familias monoparentales, y 13% en familias extendidas o no especificadas.
Entre las actividades realizadas había dibujos sobre sueños: Las niñas y niños representaron un futuro estable, ilustrando casas y familias unidas. Sofía, de 9 años, escribió: "Todo lo que quiero es que mi mamá, mi hermana y yo podamos estar juntas siempre".
Así como dinámicas emocionales: Miguel, de 12 años, compartió: "No sé si podremos cruzar, pero mi papá dice que no nos demos por vencidos". Estas expresiones reflejan una combinación de esperanza y miedo frente a la incertidumbre migratoria.
Mientras que los hallazgos clave fueron narrativas familiares, pues los relatos resaltaron la importancia de mantener la unidad familiar como un eje central de estabilidad emocional durante el tránsito.
También se encontró que la incertidumbre y el miedo son constantes en el tránsito migratorio, afectando profundamente el bienestar emocional de los niños. Los sueños de estabilidad, como el acceso a un hogar seguro y la reunión familiar, son aspiraciones comunes que impulsan la resiliencia. Y las redes de apoyo informales, como compañeros de viaje o vecinos temporales, desempeñan un papel crucial en la experiencia migratoria.
En total, se contó con la participación de 104 niñas y niños migrantes, de edades comprendidas entre los 4 y los 17 años, provenientes de diferentes nacionalidades como venezolanos, dominicanos, bolivianos, brasileños, hondureños, mexicanos, entre otros.
El 37,5% de los participantes eran familias monoparentales, 29,8% de familias nucleares, 20,2% de familias extendidas y el 12,5% no lo indica, lo que destaca la importancia de abordar las estructuras familiares diversas en el contexto migratorio.
Las actividades realizadas se basaron en metodologías participativas diseñadas por Primeros Auxilios con las Artes (First Aid Arts) y adaptadas por los equipos en terreno para capturar las emociones y narrativas de la niñez.
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“Estas incluyeron sesiones de dibujo, talleres de narrativas familiares y dinámicas grupales enfocadas en el bienestar emocional. Dichas herramientas permiten que las niñas y niños compartan su experiencia desde un espacio seguro, promoviendo también la expresión de resiliencia y esperanza”, informó.
En Chile, los menores destacaron a la familia como el eje central de su bienestar. Un dibujo recurrente mostró a todos los miembros juntos bajo un mismo techo con la frase: "En familia, todo es posible". Algunos niños expresaron que extrañaban a familiares en sus países de origen, pero encontraban apoyo en tíos y abuelos que ahora eran su nueva familia.
En Colombia relataron sus experiencias de migración, compartiendo recuerdos de sus hogares y los retos enfrentados durante el viaje. Y representaron a sus familias como refugios de apoyo. Gabriel dibujó una escena junto a sus padres bajo la frase: "Siempre juntos, sin importar donde estemos", destacando la importancia de la unidad a pesar de las dificultades.
En Ecuador las niñas y niños reflejaron su adaptación al nuevo entorno. Saúl, de 7 años, dibujó un parque con nuevos amigos diciendo: "Aquí también podemos jugar", enfatizando el poder de la amistad para aliviar el duelo migratorio.
Y en Venezuela, los abuelos y tíos se consolidaron como cuidadores clave, destacándose como figuras esenciales en la reconstrucción de la estabilidad emocional. Y la tecnología surgió como una herramienta vital para mantener los lazos familiares a pesar de la distancia.
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