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El presidente del partido político español ultraderechista Vox, Santiago Abascal, fue recibido por integrantes de la bancada del PAN en el Senado para adherirse a la Carta de Madrid, que propone frenar el avance del comunismo en España y América Latina, que “supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas”.
La misiva, específicamente expresa su rechazo al llamado grupo Puebla integrado por políticos y expresidentes de izquierda de Latinoamérica como Evo Morales, Luiz Inácio Lula da Silva, Leonel Fernández, José Mujica, Alberto Fernández, José Luis Rodríguez Zapatero y Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros.
En el encuentro, que se realizó a puerta cerrada, alrededor de 15 senadores panistas suscribieron el documento en el que se comprometen a defender valores como el Estado de derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada, que “son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos”.
La carta subraya que el futuro de los países de la Iberosfera, como denomina a la región de Iberoamérica, “ha de estar basado en el respeto a la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la dignidad humana y la justicia, por lo que los abajo firmantes expresan su compromiso de trabajar conjuntamente en la defensa de estos valores y principios”.
La senadora Xóchitl Gálvez fue una de las panistas que no acudieron a la cita y en su cuenta de Twitter escribió: “Yo con Vox… ni a la esquina”.
La expresidenta de la Cámara de Diputados, Laura Rojas, lamentó que el dirigente de Vox fuera recibido en el Senado de la República.
“El PAN ha luchado por conseguir y ampliar las libertades y los derechos. Acercarnos a un partido de ultraderecha como Vox no abona a ese objetivo. Nuestras propias ideas e historia son la mejor arma para seguir construyendo democracia. Más centro, menos extremos”, publicó en redes sociales.
El senador y exdirigente nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, también condenó y lamentó que Acción Nacional se haya corrido a la derecha cuando más se requiere ser una alternativa democrática y comprometida con los derechos humanos.
El partido Vox, convertido en la tercera fuerza política española, nació hace casi ocho años con la firme intención de atraer el voto de la derecha decepcionada por el Partido Popular (PP).
Tras el escándalo en el interior de su propio partido, el senador Julen Rementería salió por la noche a dar una conferencia de prensa para aclarar que se trató de la firma, “a título personal”, de la Carta de Madrid, pese a que su fracción emitió un comunicado en el que dio cuenta de la reunión institucional con el dirigente ultraderechista.
“No tiene que ver con el partido, es un asunto personal”, dijo y negó que lo hubieran “chamaqueado” o engañado al ser anfitrión de Santiago Abascal.
Explicó que no se trata de ultraderechas, sino de apoyar valores como el Estado de derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada, “en los que yo creo”, señaló.
En su sitio web, Vox se presenta como promotor de “la defensa de España, de la familia y la vida; en reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar al gobierno de tu vida privada”.
Vox ha extendido sus intereses primero en Europa y desde principios de este año en América Latina; pretende ser una respuesta al Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, una coalición de partidos fundada en 1990 por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y el expresidente de Brasil, Lula da Silva que, sostiene la dirección de Vox, “ha sido determinante para el auge de la extrema izquierda y del yugo totalitario del comunismo en Iberoamérica”.
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