“En ocasiones se tiene la idea de que a los médicos no nos dan las enfermedades, pero también somos humanos y propensos a sufrirlas, en mi caso, me dió cáncer de mama y soy médico ginecóloga ”, dice D iana Mojica .
Tiene 39 años, la primera vez que se detectó algo raro en el seno derecho fue en enero de 2019; sin embargo, lo dejó pasar porque acababa de dar a luz y pensó que era algo relacionado con la lactancia , pero al transcurrir los meses notó que la bolita seguía ahí y es cuando decidió atenderse.
“Al principio no le di mucha importancia por las características que yo tenía, acababa de tener a mi bebé y estaba amamantando, pero con el paso del tiempo decidí atenderme y un médico me solicita un estudio, porque lo que ellos observaron en esa revisión fue una lesión sospechosa y fue cuando empecé ese proceso... en junio de 2019 me detectan el cáncer de mama”, señaló en entrevista con EL UNIVERSAL .
“Parece ilógico y a veces hasta irónico, porque pareciera que como médicos no nos enfermamos, pero no es así, somos propensos a todas las enfermedades y a mí me tocó el cáncer de mama, todo el tiempo pensaba cómo médico, tomaba decisiones así, en la detección, en el tratamiento, pero fue hasta que empecé con las quimioterapias que comencé a sentirme paciente.
“No sólo es el dolor físico, porque en verdad duele, también es el proceso mental por el que pasamos quienes lo padecemos, primero: el ver cómo se cae el cabello, cómo te debilitas físicamente, pero el virus no, y luego al estar en contacto y convivir con más personas que pasaban por lo mismo, me partía el alma”, relató.
Señaló que, a raíz de su enfermedad , su vida cambió, no sólo en lo personal sino en lo profesional, pues le generó más empatía con las personas que padecen este mal.
“En mi caso, el cáncer fue muy agresivo, por lo que me tuvieron que remover el seno al inicio del tratamiento, posteriormente me dijeron que tenía que seguir en quimioterapias , este fue otro golpe para mí porque por una parte entendía como doctora que era lo mejor, pero está la parte personal, el verme al espejo sin seno era muy difícil”, afirmó.
Diana señaló que el proceso del cáncer de mama lo vivió desde muchas aristas: como doctora, como paciente, como madre y esposa, y agregó que cuando le dieron la noticia de que le tenían que quitar una parte de su cuerpo para salvarla, ella le dijo a los doctores: “Hagan lo necesario para salvarme la vida, hagan lo que tengan que hacer para quitarme el cáncer.
“En lo último que pensé fue en mi seno, eso vino después, el impacto al verme en el espejo fue muy fuerte, pero lo principal era mi vida”, narró.
Hoy día Diana sigue con tratamiento hormonal que mantendrá por cinco años, tiene que estar en constantes chequeos y estudios para descartar que el cáncer siga en su cuerpo, pero confía en la medicina y en un ritmo de vida saludable.
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