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Las cámaras empresariales deben ser más que “clubes de amigos” para enfrentarse al gobierno y convertirse en entes autorreguladores de la conducta de los integrantes de ese sector, afirmó el rector del sistema UP-IPADE, José Antonio Lozano Díez, quien subrayó que si bien entre los empresarios hay ejemplos excelentes, existen casos escandalosos de corrupción.
“Las cámaras no tienen que ser solamente clubes de amigos para enfrentarse al gobierno, debería existir una comisión de ética y justicia, y que los empresarios que se comporten mal fueran desconocidos. Eso, que es una autorregulación de las cámaras, no lo hemos logrado en el país”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.
En el marco de los 50 años de la fundación del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), creado por Carlos Llano, Lozano Díez dijo que México, como país, “echa de menos” a una clase empresarial que tenga una visión de sí misma como integrante de la comunidad y en búsqueda del bien común.
Puntualizó que la falta de ética de los empresarios se expresa en los casos de corrupción, en los bajos salarios que pagan a sus empleados y en la evasión de impuestos.
¿A esta nueva generación de empresarios le ha faltado ética?
—Si bien tenemos ejemplos excelentes, también hay casos de empresarios corruptos. No puede existir un gobierno corrupto sin una contraparte en el empresariado. Hemos visto con tristeza cómo empresarios han actuado mal con el presupuesto público y con el privado. Estamos echando de menos un empresariado más apegado a la visión de la empresa como una comunidad social, con una idea del bien común y no sólo de las utilidades de corto plazo.
¿Qué se puede hacer con los empresarios de esta generación?
—La ética para un empresario no solamente se enseña en las aulas, se aprende con el ejemplo. Cuando uno ve un caso de un empresario exitoso, con ética, y se da cuenta que su empresa tiene mayor duración en el tiempo, que tiene más sustentabilidad, empieza a haber un cambio. Nosotros desde el IPADE intentamos poner semillas, es una labor grande, de nosotros como academias, pero también de las cámaras empresariales.
¿Cuál es la labor de las cámaras?
—No tienen que ser solamente clubes de amigos para enfrentarse al gobierno, debería existir una especie de comisión de ética y justicia.
[Esa comisión] es algo que no hemos logrado en el país.
¿De qué otras maneras se expresa la corrupción en el empresariado, más allá de los moches?
—En muchas cosas: en la falta de oportunidades o los salarios extremadamente bajos que dan a sus trabajadores, en que los productos que venden en muchas ocasiones no son los que dicen ser.
¿En evadir impuestos?
—En darle la vuelta a pagar impuestos a través de simulaciones fiscales, en no contribuir con la comunidad, no pensar que son responsables de las vidas de varias familias que están encomendadas a ellos a través de sus empresas, que son las de los trabajadores y empleados. También eso es una falta de ética.
¿Cómo se detectó la necesidad de formar empresarios éticos en el instituto que encabeza?
—Carlos Llano se dio cuenta de la necesidad de formar una clase empresarial robusta en México y es así como inició el IPADE. Prácticamente no hay estado de la República que no tenga un tejido empresarial relevante que no haya estado relacionado con el IPADE de alguna u otra manera. El centro [que nos rige] es formar un nivel de ética en las personas.
Ante los escándalos de corrupción, entre funcionarios y empresarios, ¿es necesario reforzar la enseñanza de valores?
—La única salida posible es elevar el nivel de la ética social. Nos ha ocurrido en varios gobiernos estatales. Hay excepciones, pero en general, los gobernadores [de los estados] que han dejado el poder están perseguidos por la justicia; nunca se había llegado a esos niveles de corrupción.
Si no trabajamos en la ética es imposible acabar con la corrupción [en el país]. No es verdad que haciendo mejores leyes o castigando se acaba con ella, porque siempre hay manera de darle vuelta a la ley o de no recibir los castigos.
La única manera de terminar con la corrupción, es elevar el nivel de ética social y eso lo hemos descuidado en México. En eso insistió nuestro rector fundador, Carlos Llano.