La autonomía no es un privilegio, es una responsabilidad con el país y una garantía de que la Universidad seguirá al servicio de la nación, adaptándose a los cambios en el entorno nacional e internacional y, al mismo tiempo, fiel a los principios de excelencia académica, inclusión y compromiso social que la han caracterizado en los últimos 95 años, afirmó el rector de la , .

Al presidir la ceremonia por el 95 aniversario de la autonomía de la el rector también señaló que el ejercicio responsable de ese valor nos insta a fortalecer nuestros lazos con la comunidad, incluyendo una relación dinámica y respetuosa con el gobierno.

“Este vínculo debe basarse en el entendimiento mutuo y el respeto por nuestra independencia, lo que nos permite colaborar en términos que benefician tanto al avance educativo como al progreso nacional”, aseveró.

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Acompañado por las presidentas en turno de la Junta de Gobierno y de la Junta de Patronos, Ana Rosa Barahona Echeverría y Elsa Beatriz García Bojorges, respectivamente; de los exrectores de esta casa de estudios José Sarukhán Kermez, Francisco Barnés de Castro, José Narro Robles y Enrique Graue Wiechers, así como diversas autoridades, enfatizó que que la autonomía ha sido una piedra angular de la institución desde 1929.

En el auditorio de la planta baja de la Torre de Rectoría, Lomelí Vanegas dijo que la autonomía universitaria, “nos ha permitido crecer, evolucionar y convertirnos en un verdadero espacio de pensamiento crítico, innovación y libre formación. También ha sido salvaguarda contra las injerencias externas y un motor que impulsa nuestra misión educativa, cultural y social”.

“Es condición necesaria e irrenunciable para el ejercicio de las libertades de cátedra, investigación y creación artística y difusión de la cultura. De ahí la importancia de defenderla frente a cualquier intento de control político o de subordinación ideológica”, resaltó.

Sostuvo que desde 1980 esta facultad de las universidades está consagrada en la Constitución, reforzando su derecho y responsabilidad de gobernarse a sí mismas con el compromiso de cumplir a cabalidad sus funciones académicas y rendir cuentas al pueblo de México de los resultados obtenidos y del buen uso de los recursos públicos.

“Consideramos que este es un avance irrenunciable en el desarrollo nacional y nos solidarizamos con aquellas universidades públicas que han visto amenazada su autonomía, como fue el caso recientemente de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, expresó el rector.

Acompañado también por la secretaria General de la UNAM, Patricia Dolores Dávila Aranda, Lomelí Vanegas rindió homenaje a todos aquellos que han luchado por la autonomía universitaria y llamó a la comunidad a defenderla y ejercerla con orgullo y responsabilidad.

“Somos herederos de una tradición de excelencia y debemos llevar ese atributo hacia nuevas fronteras que la sociedad demanda, para seguir construyendo un país más libre, justo y democrático, en el que la educación, la investigación y la difusión de la cultura sigan siendo factores de progreso material y espiritual”, sostuvo.

Previamente, Ana Rosa Barahona Echeverría comentó que en la UNAM no hay valor más apreciado que la autonomía y casi podría decirse que “es la misma Universidad”. Surge para preservar la libertad de cátedra, las líneas de investigación, la organización administrativa, el destino de los recursos sin tener que someterse a factores gubernamentales y externos que limiten la capacidad de creación y la libertad de pensamiento.

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Aseguró que es sin duda, una de las conquistas más significativas de nuestra historia, ya que nos ha permitido desarrollarnos como una institución de educación superior libre, crítica, comprometida con el conocimiento y la verdad.

Explicó que la Universidad tiene pesos y contrapesos y distintos niveles de gobierno que permiten su organización y su funcionamiento: el rector, la Junta de Gobierno, el Consejo Universitario y el Patronato; luego las facultades, escuelas, institutos, los consejos técnicos y los consejos académicos de área que permiten la participación de la comunidad y la libertad de la actividad universitaria.

En tanto, el coordinador de Reforma Institucional y Prospectiva Universitaria, Hugo Casanova Cardiel, coincidió en que la autonomía es un rasgo esencial depositado en las universidades, que define los márgenes de acción del Estado. Se trata del gobierno de las universidades y la capacidad de estas para construir y ejecutar las principales decisiones en temas sustantivos.

Es, agregó, un atributo prácticamente universal que hoy caracteriza a las instituciones en las que se construye, transmite y certifica el conocimiento. Se integra de varias dimensiones: la laboral -que incluye la contratación, promoción y cese de profesores, directores, rectores y personal administrativo-; la económica -que determina quién paga, el monto de los fondos, la distribución del presupuesto y la rendición de cuentas-; así como la autonomía académica -relacionada con el acceso, permanencia y egreso de la institución-.

En el caso de la UNAM, refirió, la autonomía proporciona solidez y racionalidad a la relación Universidad-Estado y permite el cumplimiento de nuestra responsabilidad ante una sociedad que demanda y merece los mayores beneficios del saber.

Al hacer uso de la palabra, la investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, Renate Marsiske Schulte, hizo un recuento histórico a partir de la publicación de la ley que otorgó la autonomía a esta casa de estudios, el contexto nacional e internacional en que se dio esta decisión, así como el largo camino que tuvo que recorrer la Universidad en la historia, para cambiar su estructura y no depender del gobierno.

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bmc


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