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En una comparecencia “descafeinada” en la que no hubo espacio para preguntas de la oposición, la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, rindió su informe anual de actividades de 2024 ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión sin ningún contratiempo y prácticamente “sin despeinarse”.
Arropada por las bancadas de Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo, la ombudsperson presentó un panorama completamente distinto al que describieron los legisladores de los grupos parlamentarios opositores, quienes denunciaron que la gestión de Piedra Ibarra se ha caracterizado por el abandono a sectores vulnerables, como los migrantes, las madres buscadoras y los periodistas, además de apoyar y ser comparsa del régimen morenista, en lugar de señalar y evidenciar la violación a los derechos humanos.
La presidenta de la CNDH abrió la sesión desde tribuna con un mensaje en el que negó que su administración responda a agendas partidistas y aseguró que encabeza un organismo totalmente autónomo, pero la oposición rechazó esas declaraciones al sostener que ha habido un retroceso en la comisión y se ha destruido una institución que costó años de esfuerzos levantar.
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Piedra afirmó que la CNDH ha dejado de ser la institución nacional de derechos humanos más costosa y menos productiva del mundo, “como era conocida cuando inició mi gestión, hoy es a la inversa, es la menos onerosa y de las más productivas o la más productiva del mundo”, dijo.
Aseguro que existe un aumento notable en las solicitudes de la ciudadanía, que no se traduce en un incremento de violaciones a los derechos humanos. Además, sostuvo que se ha disminuido la violencia vinculada al crimen organizado y ello ha coadyuvado a que casi hayan desaparecido las quejas por detenciones arbitrarias, que alcanzaron un récord en la administración del expresidente Felipe Calderón.
La suerte estaba echada desde que la Mesa Directiva acordó un formato que eliminó de la comparecencia cualquier posibilidad de intercambio de ideas y opiniones entre la funcionaria y los legisladores, y limitó la intervención de los seis grupos parlamentarios a un máximo de 10 minutos.
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Las fracciones parlamentarias del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano también colaboraron a que el informe transitara de noche, sin pena ni gloria, pues sus críticas no fueron acompañadas por pancartas, mantas ni interpelaciones.
“La presidenta de la CNDH de México ha convertido al organismo autónomo —que debe velar por la protección de la garantía de las familias mexicanas— en la política de protección y comparsa de las ideas del gobierno federal —del que se acabó y del que está empezando—, y eso no nos va a llevar a ningún lado positivo”, dijo la diputada priista Laura Cristina Márquez Alcalá.
La legisladora Amalia García, de Movimiento Ciudadano, desmintió los dichos de Piedra Ibarra y afirmó que en México se siguen violando los derechos humanos de miles de personas, sobre todo de la población migrante. La política zacatecana pidió la separación inmediata de Francisco Garduño al frente del Instituto Nacional de Migración (INM), pues debe asumir su responsabilidad y enfrentar un juicio justo por la muerte de 40 migrantes en el incendio de Ciudad Juárez en 2023.
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En contraste, los legisladores de Morena elogiaron la gestión de Rosario Piedra Ibarra y defendieron la decisión de Morena de reelegirla para un segundo periodo de cinco años en la CNDH.
“Si a alguien se debe la lucha de los derechos humanos, y que se escuche con toda claridad, es a la izquierda, aunque hoy, aquellos que siempre la violentaron, aquellos que siempre pasaron por encima de ella, pretendan simular lo que no son”, aseguró el morenista Arturo Ávila.
La presidenta de la CNDH no sólo no enfrentó cuestionamientos de los diputados y senadores de oposición, sino que evitó responder preguntas de los reporteros, a quienes ignoró tanto a su llegada como a su salida del recinto legislativo.
